En muchos casos el origen de este problema es que, simplemente, no existen jurídicamente hablando, no contando en consecuencia con ellas la administración a la hora de innovar norma por lo que, cuando los reguladores se dan cuenta de que están ahí y que les genera un problema que no saben muy bien como abordar, su salida fácil es considerar que "esos cuatro locos que vuelan" no son más que un simple grano en el culo que hay que eliminar.
No seamos tan brutos.
Nadie tiene la culpa de que en nuestra administración se siga confundiendo paracaidismo con parapente (damos fe de ello mostrando el vídeo que les tuvimos que mandar para que entendieran que no servían las mismas soluciones para ambas disciplinas); o se piense que el aeromodelismo no existía hasta que en 2014 se regularon por primera vez los drones; o se desconozcan los principios básicos del vuelo a vela, que vienen a ser los mismos del vuelo libre.
Igual es culpa de todos haber permitido que, durante tantos años, nuestra sociedad haya evolucionado con absoluta incultura aeronáutica cuando su futuro próximo está en los cielos. Como rezaba el dicho, entre todos la mataron y ella sola se murió.
Una amenaza fruto del desconocimiento se cierne sobre disciplinas tan dispares como el aeromodelismo, víctima inocente como ya reconocen las autoridades europeas de la alerta mediática que se ha generado con los RPAS (drones comerciales); o el vuelo libre, también víctima del desconocimiento que el grueso de la sociedad tiene sobre el impacto que el parapente, el ala delta y los veleros tienen sobre la avifauna con la que comparten medio.
Por regla general y ante tanto desconocimiento, a menor visibilidad y regulación específica de la disciplina aeronáutica en cuestión, mayor incertidumbre habrá sobre su futuro.
¿Quién dice que la avifauna no entra en sinergia con los practicantes del vuelo libre?
Así, el vuelo a vela (en planeadores) se ve menos amenazado que los demás ya que no depende necesariamente de zonas de despegue concretas situadas en los lugares que se pretenden proteger (a veces sin saber muy bien cómo) y está perfectamente regulado a nivel europeo, donde el vuelo a vela es una actividad tradicional bien visible, comprendida, asimilada y hasta respetada por las autoridades como el bien cultural y vector de dinamización económico que es.
Pero las actividades que en España carecen de regulación específica, caso del vuelo libre (en parapente o ala delta) aunque lleven en nuestros cielos desde hace décadas operando desde las mismas zonas y afectándolas de forma nula e incluso sinérgica, resultan invisibles para las autoridades hasta que hay alguna incidencia o se trata de regular desde el desconocimiento más profundo de la actividad y tratándola como siempre como presunta amenaza.
Amenaza a la avifauna principalmente, como si los practicantes del vuelo libre no fueran los seres humanos más respetuosos con las aves que, a fin de cuenta, son los colegas con los que comparten el cielo. Pero claro, el lobby ecologista, como siempre, suele pecar de exceso y tiene una potencia que los deportistas del aire no han sabido aún granjearse ante la administración pública en un país que tiene potencial para ser la Florida de Europa para los deportes aéreos.
Pesan más los gritos de los ecologistas exaltados (o éso parece) que cualquier argumentación técnica. Pero, ¿realmente existen esas amenazas o es que, cuando se toman decisiones sin fundamentación técnica se hace desde cierto tipo de servilismo (mejor llevarse bien con el lobby ecologista que vale su peso en votos) o desde un profundo desconocimiento de actividades que son poco visibles para el grueso de la sociedad?
En este tema tenemos, como asesores que somos de representantes del sector aeronáutico recreativo, un largo camino por andar aunque ya vayamos viendo algunos resultados prometedores que van visibilizando y estabilizando la supervivencia de actividades recreativas poco conocidas por nuestra sociedad y los que la administran.
Primer campo de aeromodelismo que, oficialmente, existe tras ser publicado en la España AIP el pasado mes de enero.
Oficialmente no hay ninguno más en España, como ocurre con las zonas donde se practica el vuelo libre...
que existir no existen, pero haberlas haylas.
que existir no existen, pero haberlas haylas.
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