En pocos años el tema ha evolucionado como un péndulo ya que, de aprobar hasta el gato con exámenes en los que algunas escuelas garantizaban un 100% de aprobados en todas sus promociones, se pasó a las quejas generalizadas de las escuelas por llegar a haber un índice de suspendidos del 75%, e incluso más, entre los alumnos examinados, teóricamente "gracias" a la pésima calidad pedagógica del examen que se sumaba a la escasa formación teórica ofrecida desde las escuelas.
En esta última convocatoria el resultado ha sido casi "salomónico": prácticamente un 50% de suspendidos. Eso sí, asumiendo que los no presentados no cuentan a estos efectos, porque suman casi el 20% de los convocados y si los consideramos "no aptos" el ratio asciende a casi el 70%.
Hagamos un esfuerzo y pensemos bien. Concluyamos que no se presentaron por causas de fuerza mayor que les impidieron asistir al examen; no vayamos a pensar mal e interpretemos que, buena parte de éstos no presentados, sabían perfectamente que iban a suspender y prefirieron no perder la mañana.
Lo cierto es que, teniendo como se tiene (aunque sea aún extraoficialmente, ya que no se ha publicado) una base de datos con las preguntas que pueden caer en el examen, los resultados no hablan muy bien del nivel de la enseñanza teórica de las escuelas de ULM españolas. Aunque hay que hacer notar que estos datos son pura estadística, o sea, que puede ser que haya en este listado escuelas excelentes con el 100% de aprobados y otras todo lo contrario. La estadística, a falta de más datos, que es así de puñetera.
De cualquier forma en una ATO (escuelas bajo normativa EASA), con este nivel medio de suspendidos, ya se estarían disparando las alarmas desde el momento en que la media de aprobados fuera inferior al 70% porque, de no alcanzarse este ratio mínimo, se pondría en evidencia que hay algún problema con la calidad de la formación que se ofrece.
Pero el problema en el mundo del ULM, después de tanto penduleo, posiblemente siga estando donde estaba aunque se intentara "corregir" mediante la generación de bases de datos de preguntas de examen para elevar el índice de aprobados, ya que lo único que se consigue con ese parche es que buena parte de los alumnos dejen de asistir a clase (cuando la hay) y memoricen los test como loros. El problema es evidente que sigue estando en el nivel de la formación que se ofrece desde las escuelas, que no tiene la calidad necesaria, lo que vendría a demostrar que la AESA, una vez más, ha dado otro palo de ciego en su afán de que los números le cuadren sin afrontar el fondo de la cuestión.
Ese fondo de la cuestión está muy claro desde hace muchos años, aunque muy pocos se atreven decirlo abiertamente y menos aún ponerle el cascabel al gato: hay escuelas donde la enseñanza teórica brilla por su ausencia e instructores que llevan años enseñando de forma inadecuada sin que la autoridad los filtre en modo alguno.
Y es que en cualquier país aeronauticamente civilizado no se concibe que un instructor de vuelo, un profesional de la formación, desde su habilitación inicial no vuelva a recibir formación continua ni pasar por verificación de competencia alguna en toda su vida docente, que en casos roza los 35 años. A falta de regulación cada cual decide si lo está haciendo bien o necesita reciclar algún aspecto de su sistema formativo, habiendo casos en los que este reciclaje es nulo sobre todo si no se deja caducar administrativamente la habilitación, cosa que es bien sencillo en España.
Igualito que en Reino Unido, por poner un ejemplo, donde periódicamente se recicla mediante cursillos a los instructores de ULM y se les evalúa de competencia. Aquí, cuando preguntas por el "seminario de actualización para instructores de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea" que la reciente modificación normativa obliga a la AESA a exigir a los instructores a los que les haya caducado la habilitación, te salen por los cerros de Úbeda y te dicen que éso equivale a:
- Presentarse al curso para obtener la habilitación de instructor en cualquier escuela (ese que sirve para "formar" nuevos instructores).
- Aportar un certificado de que ha dado 5 horas de instrucción en esa escuela.
Con asistir a ese sucedáneo de "seminario de actualización" que debería organizar la AESA, vas que chutas. Y ni se plantean, primero, si sus contenidos son los adecuados para el perfil (que va a ser que no) ni que, ya puestos, casi mejor te presentas al dichoso cursillo para novatos y te vuelves a examinar, ahorrándote las 5 horitas de vuelo exigibles ya que, un instructor veterano que se precie, pasará con la gorra las pruebas teóricas y prácticas exigibles a los novatos.
De organizar seminarios o algo parecido a un plan de formación contínua para instructores, ya sean de asistencia obligatoria o voluntaria y aunque fuera para rehabilitarlos, ni flores. Y de hacer verificaciones de competencia con cierta periodicidad que garanticen que la calidad de la formación es adecuada, ni en sueños.
Así que solo nos queda decir como aquel abogado desesperado por la pésima calidad de la justicia española: sea en verso, sea en prosa, quiero a alguien que arregle la cosa. A ver si alguien donde corresponde, en la AESA y la DGAC, coje de una vez este toro por los cuernos y se deja de toreo de salón.
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