Aquellos que estáis familiarizados con
el estudio de los riesgos conoceréis el modelo de Reason, si, ese de
las lonchas de queso gruyere.
En ese modelo es bastante intuitivo
comprender que los fallos activos en la seguridad de un
sistema se corresponden con los agujeros que cada loncha presenta,
los lugares por donde “se cuelan” los errores que, encadenados y
atravesando loncha tras loncha (barrera de seguridad tras barrera)
nos llevan a un accidente.
Pero no es tan evidente ni fácil de revelar que los sistemas tienen “agujeros difíciles de ver”,
agujeros que permanecen casi ocultos hasta que la fatalidad nos lleva
a tropezar con ellos y que se han venido denominando fallas
latentes en el sistema.
Uno de ellos, quizá el menos
reconocido por las autoridades porque pone en evidencia sus carencias pero posiblemente el que más fallas activas propicia a todos los niveles, es la
normativa.
Se ha hecho patente de forma reciente en la investigación del accidente del vuelo 5022 de Spanair (y en otros muchos casos no tan mediáticos) que aparece de forma reiterada el factor normativa como causa, si no principal, necesaria. Aunque bien es cierto que se termina dando mayor visibilidad (alguno diría señalando descaradamente) a factores más fáciles de "prejuzgar y luego juzgar" como lo es el factor humano, quizá por una cultura de la seguridad poco adecuada de los responsables de estas fallas latentes del sistema, los gestores y reguladores, que prefieren ver un chivo expiatorio en el banquillo a asumir la responsabilidad y lección aprendida poniendo así su sillón y carrera en riesgo.
Se ha hecho patente de forma reciente en la investigación del accidente del vuelo 5022 de Spanair (y en otros muchos casos no tan mediáticos) que aparece de forma reiterada el factor normativa como causa, si no principal, necesaria. Aunque bien es cierto que se termina dando mayor visibilidad (alguno diría señalando descaradamente) a factores más fáciles de "prejuzgar y luego juzgar" como lo es el factor humano, quizá por una cultura de la seguridad poco adecuada de los responsables de estas fallas latentes del sistema, los gestores y reguladores, que prefieren ver un chivo expiatorio en el banquillo a asumir la responsabilidad y lección aprendida poniendo así su sillón y carrera en riesgo.
Es lo que tienen las culturas
patológicas de la seguridad, como lo es la nuestra lamentablemente, que los responsables primeros tienden a culpar a otros y
esconder la cabeza hasta que escampe y otro haya cargado con toda la culpa.
La mejor metáfora visual de la actitud de algunas autoridades
Así podemos encontrar en España
normativas desproporcionadas, obsoletas o inadecuadas que se tratan
de aplicar a capón en ámbitos tan distintos como los
procesos de mantenimiento de la aviación general, la formación de
pilotos recreativos o la operación de aeronaves como los
paramotores, parapentes o RPAs, cuando lo razonable sería
modificarlas sin más demora, contando con la experiencia del administrado y a la medida de cada necesidad, para que
responda a las verdaderas necesidades del amplio abanico de la
actividad aeronáutica, con el solo objetivo de mejorar la
seguridad de vuelo.
Pero claro, razones hay muchas para
sostenerla y no enmendarla. Tropezamos con la tradicional carencia de
recursos para el ámbito recreativo aeronáutico de nuestra
administración, agravado más si cabe por unos recortes mal
entendidos que demoran, paralizan desarrollos normativos o
incluso promueven “defecaciones” (como se han llegado a titular por algún medio especializado) para parchear las necesidades
de regulación sectorial en un alarde de falta de previsión y recursos.
Luego, cuando la falla latente del
sistema que supone una normativa inadecuada produzca una o más fallas activas
que propicien accidentes y alarma social, ya buscaremos un chivo
expiatorio en quien cargar las tintas. Ya echaremos la culpa a alguien; como siempre.
¿Y a qué viene esta entrada? Pues es
un poco desahogo estival, porque hemos recibido en las últimas semanas, cuando más aprieta la canícula, un buen número de peticiones de asistencia "para ayer" desde sectores tan dispares como el
ULM, los RPAs o el parapente y... estamos empachados de lidiar con tanto
queso gruyere plagado de agujeros.
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