Pues tiene su utilidad y un tal Chris Stricklin, para más señas capitán de la USAF y piloto de los Thunderbirds, tuvo la mala suerte de demostrarlo con imágenes que dieron la vuelta al mundo.
Autocomplacencia + elevación de campo distinta a la recientemente practicada + calaje del altímetro inadecuado + fallo latente en el procedimiento + error humano + ... es la típica cadena del accidente.
El resultado de su error es conocido: inició la maniobra casi 1000 pies por debajo de lo que debería y no pudo completarla, impactado con el terreno y salvándose gracias al primo americano de "San Martin Baker Ltd", un ACES II de UTAS.
Como resultado de la investigación la USAF decidió, entre otras cosas, que en lo sucesivo se utilizara un calaje distinto en los altímetros en este tipo de exhibiciones, evitando el QNH y pasando a usar el QFE, de forma que la instrumentación de la aeronave indicaría al piloto su altura sobre el terreno, y no su altitud, con lo que se elimina un fallo latente en el procedimiento que propiciaba la posibilidad de un error humano al equivocar ese cálculo.
Así que, a veces, a los alumnos hay que ponerles ejemplos como éste para que entiendan la importancia de la altimetría y el correcto uso en cada fase (o tipo) de vuelo del QNE, QNH y QFE.
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