Y como siempre los estadounidenses, que en ésto de volar por placer nos llevan mucha ventaja, tienen un acrónimo para ayudarse a no pecar de exceso de confianza. Ellos lo resumen en un sencillo I´M SAFE, que son las iniciales de los temas que uno debería plantearse para saber si está físicamente bien antes de iniciar un vuelo.
Porque es de pura lógica prevenir lo previsible. Un pequeño problema fisiológico en tierra es fácil de resolver pero, si lo obviamos y una vez en vuelo, se puede convertir en toda una emergencia... o algo peor.
Por ésa sencilla razón, por procedimiento. Por tu seguridad y la de los que te rodean.
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