A estas alturas no vamos a negar que el
uso de la radio y los procedimientos en aviación son una herramienta
que, bien utilizada, aumenta la seguridad de vuelo. Pero la
“normalización de su mal uso” puede llegar a convertir
estas herramientas en una amenaza para la seguridad y supone una desproporción que complica cosas que debieran
permanecer sencillas.
Como dice el cachondo de Paul Bertorelli en la introducción de este vídeo de AVweb:
"... bueno, de cualquier forma, mi teoría es que empezamos a volar circuitos de tráfico gigantescos cuando los instructores empiezan a vestirse así; y todos sabemos que, cuando dejen de tener granos en sus caras, serán pilotos de reactores."
Quizá lo más evidente para muchos por
lo que se refiere al mal uso de la radio en aviación sea la
auténtica tortura que supone en ciertos entornos llevarla
encendida en frecuencias “generales” tales como 123.5 ó 130.125,
con una continua farfulla en la que se mezclan las comunicaciones
“necesarias” con una desproporcionada cantidad de otras que no lo
son. Y al decir “necesarias” nos referimos a las que proceden
en un entorno de aeródromo no controlado aunque en ocasiones no sean necesarias pero, con la excusa de “la seguridad”, se hacen
saturando la frecuencia, algo que de por si ya es una práctica
insegura pues no queda disponible para quien realmente la necesite.
¿Quién no ha oído a un avión
notificando todo lo notificable (y
alguna cosa más) mientras hace tráficos de aeródromo en
solitario en un campo aislado en medio de “la nada” en términos
de navegación aérea? ¿Quién no ha oído a un piloto novato (o no
tanto) soltando larguísimas e innecesarias parrafadas por la radio
porque así se siente más seguro o cree demostrar una mayor
pericia? Si les preguntas te
dirán que lo hacen por seguridad y/o para practicar, pero lo que
están fomentando realmente es una falsa sensación de seguridad y
una mala práctica aeronáutica.
Este y otros carteles con temática de seguridad de vuelo aquí.
Lo cierto es que, en España y entre la
aviación ligera que opera en entornos no controlados, la formación
en radiofonía deja mucho que desear y cuando se pretende ofrecer un
curso de calidad para esos entornos, directamente y sin reparar en los
perjuicios que puede suponer se enseñan los mismos principios de uso
aplicables a entornos controlados, lo que es un grave error.
Error porque en los entornos
controlados se opera siguiendo procedimientos para aeródromos
controlados y, sobre todo, porque hay un director de orquesta (un
controlador); cosas que no tienen por qué haber en los aeródromos
no controlados y, de hecho, no suele haber.
Pero mayor error aún es tratar de
hacer encajar los procedimientos para entornos controlados en los
aeródromos no controlados, cosa que suele suceder simplemente porque
quien impone este criterio (el titular o el gestor del campo) suele
venir de volar toda la vida en aeropuertos y así se siente
más cómodo.
Es natural que cualquiera se sienta más
cómodo siguiendo pautas que conoce y a las que está acostumbrado,
aunque sean desproporcionadas y hasta contraproducentes al
implantarlas en una realidad distinta, por lo que un piloto que
viene de operar toda su vida aeronáutica en un aeropuerto
controlado, cuando llega a un aeródromo no controlado (y sobre todo
si tiene mando en plaza), tratará de importar lo que conoce y
cree que es lo más adecuado. Pero, las más de las ocasiones, es tan
natural como erróneo ese criterio.
Así estamos viendo proliferar cartas VAC e incluso “de aproximación" para uso de los tráficos visuales en aeródromos no controlados en las que se imponen criterios y
procedimientos propios del ámbito controlado, como por ejemplo el
uso obligatorio de la radio o circuitos de tráfico que son seguros
para aproximaciones IFR o para una avioneta haciendo un tráfico
visual a 1500 AGL, pero no para un ULM haciendo tráficos a poco más de 500 AGL.
Y ésto no es razonable ni seguro por
mucho que se argumente que la radio y los procedimientos extrapolados
de los aeropuertos son más seguros; que lo son, pero en su entorno
(controlado) y para el tipo de aeronaves y operación que han sido
diseñados, que no suele ser el vuelo visual en monomotores de
pistón.
Entonces, ¿dónde procede imponer VACs
o uso obligatorio de la radio? Pues solo en los pocos, realmente
pocos, aeródromos y campos de vuelo donde existe un condicionamiento
que lo justifique (zonas restringidas al vuelo, espacios controlados, existencia de obstáculos, fenómenos adversos y cosas del estilo) pero no “para todo X”.
No todo el mundo tiene que parecerse
a la gran aviación adoptando sus protocolos cuando ya existe un estándar para la pequeña aviación.
No es siempre necesario ni representa forzosamente una mejora de la seguridad de
vuelo complicar los estándares más sencillos que se aplican en la
aviación ligera a nivel mundial (el patrón de tráfico estándar y el principio "ver y evitar")... aunque nuestra incultura
aeronáutica permita que las cosas se compliquen innecesariamente
allá donde al dueño del aeródromo se le ocurra, esté justificado o no.
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