viernes, 29 de julio de 2016

Una falla latente seguirá generando accidentes hasta que se corrija

Hace unos meses volvíamos a recordar, por si no quedaba claro y una vez más, que la principal causa de los accidentes en la aviación recreativa es el factor humano. Tiene remedio y no es ninguna novedad, pero es también la principal causa de los accidentes en la aviación profesional. Esta semana, desde el SEPLA, nos lo volvían a recordar con motivo de la publicación de los resultados de la investigación de un accidente.


Merece la pena escuchar la rueda de prensa completa y sacar conclusiones que, lamentablemente, serán más o menos las mismas que se podrían sacar de gran parte de los accidentes recreativos si tuvieran un tratamiento similar, siendo la principal conclusión que los pilotos (en este caso los profesionales) en ocasiones no están todo lo preparados que debieran aún cumpliendo con la normativa.


Era una de las causas del accidente del MD83 de SWIFTAIR, y de tantos otros, así como una conclusión perfectamente extrapolable, incluso con más contundencia, cuando se habla de accidentes en el ámbito recreativo, donde el piloto no suele ser un profesional.

Las fallas latentes del sistema, de las que en última instancia es responsable una deficiente normativa y la escasa supervisión de la autoridad, siguen produciendo demasiadas fallas activas en la formación que terminan generando accidentes. Estas son algunas de las reflexiones que se hacen:

  • Experiencia (horas de vuelo) no es necesariamente igual a competencia. Sin una adecuada formación continua podemos estar asentando aquella frase que decía que "no es lo mismo tener una experiencia de miles de horas de vuelo que haber hecho miles de veces la misma hora de vuelo". Hay que huir de las culturas burocráticas, las que se limitan a cumplir sobre el papel y fijar mínimos que en ocasiones son puramente burocráticosy fomentar la cultura generativa de la seguridad, afrontando de forma pragmática la seguridad de vuelo.
  • No aprendemos de nuestros errores. Las recomendaciones que se hacen tras descubrir las causas de los accidentes (cuando se descubren) se aplican tarde o, lo que es peor, no se aplican produciéndose nuevos accidentes por las mismas causas. Algo muy preocupante para los pilotos recreativos ya que, en España, nuestra CIAIAC ni se molesta en hacer recomendaciones de seguridad en la mayoría de ocasiones cuando investiga los accidentes de aviación ligera, con lo que no hay nada que aplicar para prevenir el siguiente accidente.

  • Es necesario más y mejor entrenamiento. Hay pilotos, instructores incluidos, que una vez salen de la escuela y obtienen sus habilitaciones jamás vuelven a practicar maniobras que es básico dominar y refrescar recibiendo reciclaje de manos de un profesional.
  • Las compañías quieren ganar más, con lo que se reduce o se demora el entrenamiento, y la administración quiere gastar menos, con lo que se posterga la implementación de unas recomendaciones que deben plasmarse en la normativa que obliga a los primeros. ¿Os suena?

Y si ésto es lo que ocurre en la aviación comercial, que es una de las actividades en las que más se invierte en seguridad, no queremos ni pensar cómo lo estaremos haciendo con la aviación recreativa, aunque las estadísticas de siniestralidad en España hablan por sí solas.




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