miércoles, 8 de febrero de 2017

¿Por qué?

El mes pasado no hubo opción para escribir muchos contenidos porque casi todo lo que teníamos sobre la mesa eran preguntas. Preguntas gordas y sin respuesta en la mayor parte de los casos, de las que nos hacen plantearnos ¡en manos de quiénes estamos! como exclamaba un compañero y amigo al leer hace pocos días una de las resoluciones más torticeras que hemos visto en los últimos meses, fruto del trabajo de nuestros administradores y gestores (y sin embargo amigos) de la AESA, AENA y ENAIRE.
¿Por qué se obliga a firmar una Carta Operacional, farragosa y alejada de la realidad de la operación visual, a un aeródromo residualmente afectado por una CTR que tiene operaciones de ultraligeros (ULM), para luego necesitar obtener una excepción a sus limitaciones operacionales (las del ULM), cuando lo más sencillo era modificar el perímetro de una CTR de forma que es, en la práctica, inapreciable?

Como decía nuestro compañero, controlador experto y buen conocedor de la torre, al leer dicha Carta y posterior Resolución de la AESA: Es lo más ridículo, absurdo y estúpido que se ha visto.

¿Por qué se tardan semanas en resolver en la AESA trámites tan sencillos como renovar administrativamente una licencia o solicitar que se designe un centro médico para poder recuperar un certificado médico para uso recreativo?

Hay departamentos en la AESA que, para gestiones de similar enjundia, resuelven en cuestión de días o incluso horas. ¿Será que todo es querer y tener vocación de servicio?


¿Por qué pasan a ser ya meses los necesarios para aquellos trámites un pelín más complejos como la autorización de una escuela de vuelo, la renovación de un certificado de aeronavegabilidad u obtener una excepción puntual a las limitaciones operacionales o un simple NOTAM para un evento recreativo o competición deportiva?

La burocracia, que nos come y no fomenta la seguridad. Para nada.

¿Por qué se implantan procedimientos grotescamente desproporcionados para dar viabilidad a actividades como el aeromodelismo en entornos residualmente afectados por la actividad aeroportuaria que obligan a trámites puramente burocráticos, de meses de duración, para seguir haciendo lo que se ha estado haciendo durante años sin incidentes?

Todo tiene que quedar amarrado y bien amarrado... pero solo sobre el papel y para eludir cualquier atisbo de responsabilidad del gestor o la autoridad.

¿Por qué hay que pedir excepciones a las limitaciones operacionales del ULM para poder practicar legalmente el vuelo libre, en ala delta o parapente, en España?

Así de absurdo, como os lo contamos hace unos meses.


¿Por qué se está haciendo a oscuras y con absoluta falta de transparencia la revisión de una norma obsoleta (de la época de Naranjito) como es la que regula los ULMs, que afectará a la mitad del parque aeronáutico matriculado en España y a la inmensa mayoría de sus pilotos recreativos activos?

Posiblemente por no tener ni idea en la AESA de lo que se trata de regular.

¿Por qué no puede participar todo aquel que lo solicite en el procedimiento anterior y la AESA quiere solo a unos cuantos interlocutores a su mesa que, para colmo, resultan ser los más mansitos?

Si es por falta de espacio en sus salas, como se han atrevido a argumentar, que alquilen una sala en cualquier local de Madrid. Y si es por falta de presupuesto, que pidan al Ejército del Aire que les ceda un salón de actos en la Base de Cuatro Vientos, cuna de la aviación española, donde seguro que los pilotos recreativos serán bien recibidos.

¿Por qué se mantiene en su puesto a personal incompetente que mantiene con su falta de productividad artificialmente saturados servicios de los que depende la actividad recreativa?

A veces, para que el funcionario funcione, hay que moverle el sillón y animarlo a salir de su barrena plana.
¿Por qué se hizo una encuesta de percepción de la calidad del servicio que presta la AESA al usuario allá por 2012 pero nunca se publicaron sus resultados?

Algunos tuvimos acceso a ella y la nota sacada en prácticamente todos los aspectos evaluados era lamentable, como lo sería ahora, tanto que (pensarían) mejor no hacerla pública aunque... siempre nos quedará el aerobarómetro del COPAC.

¿Por qué el borrador de aeronavegabilidad para ULM que se pretende publicar como innovación de su norma es tan retorcido y está en términos tan incomprensibles para el usuario recreativo si va dirigido a él, a un no profesional?

Parece que se pretendiera que los administrados abandonen su actividad por aburrimiento ante tanto papeleo inútil y procedimiento artificial.


¿Por qué el borrador de "operaciones" de esa misma propuesta normativa habla de todo lo burocráticamente posible (habilitaciones, licencias, protocolos para autorizar una escuela...) menos de operaciones visuales con ULMs y la mejor forma de garantizar la seguridad de vuelo?

La burocracia no salva vidas y ya reconoció la EASA en su momento, cuando se pasó de frenada con el EASA PPL, que una normativa más compleja en aviación recreativa no implica un aumento de su seguridad.

¿Por qué los ULMs tienen vetado el uso de los aeropuertos AFIS si cuentan con radio y habilitación para usarla?

Igual es que el gestor les tiene un miedo infundado, bueno, fundado en su desconocimiento de la aviación recreativa.

¿Por qué no se hace un trato específico de la Aviación General en la política de tasas aeroportuarias, como dijo hace ya 5 años la CNMC que se debía hacer?

Será que las tasas, más que elemento de colaboración proporcional en el sostenimiento de la infraestructura aeroportuaria, se ha convertido en una herramienta disuasoria de su utilización por la aviación recreativa.

En fin, podíamos seguir hasta aburriros si es que no lo estáis ya. Seguimos dándole vueltas a la cabeza y pensando para nosotros mismos ¡¿Po queeeé?!

Tradúzcase adecuadamente nuestro "po qué".


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