Ya hemos despotricado alguna vez de nuestra administración pública, de lo poco adecuada a las necesidades del administrado que resulta en ocasiones y de su vocación de servicio relegada a "otras prioridades" como los recortes presupuestarios, la falta de personal cualificado, la escasez de medios, los procedimientos absurdos y desproporcionados, los requerimientos improcedentes y arbitrarios y, lo peor de todo, los funcionarios tóxicos e incompetentes que, aún siendo pocos, dan la mala fama a todo su colectivo.
Pero es que llevamos una quincena de pérdidas de tiempo absurdas y requerimientos innecesarios que puede que bata varios récord. Lástima que en el GUINNES no exista la categoría para proponer a algún plusmarquista de nuestra administración pública porque, en España, estaríamos abonados a revalidar año tras año la marca.
Así que nos ha resultado ilustrativo de nuestro estado de ánimo recordar el discurso del "funcionario Cantinflas" que, en una de sus películas y hastiado de la falta de ganas de trabajar y costumbre de echarle el muerto a otro de los que se deben al servicio al ciudadano, los funcionarios públicos, soltaba este discurso que ya podría soltar algún funcionario digno, cansado de ver como sus compañeros aburren y torean al administrado mientras chupan de la teta del Estado que financiamos entre todos para que resuelva (que no genere) nuestros problemas.
Si quieres ir al discurso en si, ve al minuto 2:39.
Como decía Cantinflas desgranando la etimología de la palabra, diferenciemos bien entre:
- burocracia: ejercer el poder desde un escritorio.
- burrocracia: ejercer el poder ¿desde un burro o actuando como tal?
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