sábado, 26 de septiembre de 2015

Nuevas tendencias en burocracia aeronáutica

Ya contábamos hace tiempo que los certificados médicos exigibles a los pilotos recreativos en Europa, pero sobre todo en países como España y en el ámbito de los ULMs, suponían un exceso (burocrático y económico) que además no suponía ninguna mejora demostrada para la seguridad de vuelo. Más bien lo contrario.


Y es que el requisito de poseer un certificado médico clase 2 para volar un ULM, o desde abril de este año el certificado casi equivalente destinado a la LAPL, se nos antoja un exceso de burocracia como ya explicábamos hace poco más de un año por la circunstancia que aquel piloto americano (jubilado en Europa) nos planteaba.

Recordemos que su duda era si vivir tras su jubilación en la Costa del Sol (España) o en la Costa Azul (Francia), siendo el factor determinante para ello poder obtener una licencia de vuelo para aeronaves ultraligeras en el país donde terminara asentándose ya que en USA volaba sin problema como sport pilot (LSA) pero aquí en España todo se le ponía en contra.

Acabó comprando casa en Francia donde no estaba sometido a la espada de Damocles de no pasar el reconocimiento médico aeronáutico anual y que le retiraran definitivamente de lo que había sido toda su vida: volar.


Y es que en países como Francia no se exige un certificado médico aeronáutico para disciplinas recreativas como es el vuelo en ULM, cosa que parece que se está contagiando al otro lado del charco pero, eso si, sin llegar a calar en la península Ibérica.

Esta semana era noticia la propuesta a la FAA, la autoridad aeronáutica en USA, de eliminar el requisito para los pilotos recreativos de aeronaves ligeras de tener un certificado médico aeronáutico en vigor, propuesta que estaba teniendo una buena aceptación en el Senado donde AOPA estaba haciendo su labor de lobby en apoyo al senador republicano que la patrocina.

Actualmente el senado esta controlado por los republicanos.

Dicha propuesta consiste en eliminar el certificado médico aeronáutico, que se viene demostrando inútil a la hora de prevenir accidentes en el ámbito recreativo, planteando tres posibilidades:

  1. Hacer un cursillo online cada dos años sobre temas de salud y aviación.
  2. Anotar en los registros de vuelo que se ha pasado por el médico de cabecera al menos una vez cada 4 años y seguido el tratamiento que le pusiera al piloto, si fuera el caso.
  3. Pasar un reconocimiento médico cada 10 años (como para el carné de conducir).

Así que, básicamente, para ser piloto recreativo en USA se tendría que pasar por un reconocimiento inicial y luego, tu y tu médico de cabecera seríais los responsables de mantener la aptitud de vuelo.


Lo curioso es que el impacto económico es importante, ya que se reducen los ingresos del colectivo de los médicos examinadores aeronáuticos que se quedarían sin cientos de miles de clientes-pilotos recreativos estadounidenses. Pero parece que al otro lado del charco (o en Francia) son más pragmáticos que en España y lo que prima es reducir la burocracia (y el gasto) en temas que no redundan en la seguridad de vuelo.




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