Esta semana se ha hecho pública la sanción de 1.9 millones de dólares a un operador de drones por volar "sin cuidado y de forma temeraria" sobre los cielos de Chicago y Nueva York. Esta vez no fue la
AESA, ha sido la
FAA la que pretende ser ejemplarizante con este tipo de prácticas.
La multa sanciona un total de 65 vuelos no autorizados sobre Chicago y Nueva York para hacer
fotografía aérea, de los cuales al menos 2/3 se han hecho en espacio aéreo clasificado B, un tipo de espacio aéreo menos restringido del que rodea al aeropuerto de Barajas (su ATZ está clasificado A) o al aeropuerto de Barcelona (con buena parte de su CTR con la misma clasificación a partir de los 1500 AGL) donde cada día, si somos realistas y reconocemos lo evidente, se producen vuelos
furtivos de RPAS en España.
Y es que no será, según noticias igualmente conocidas esta misma semana, hasta junio de 2016 cuando los operadores de drones de USA tendrán una normativa que les evite tener que operar como hasta ahora a base de excepciones, cuando lo venían haciendo habitualmente como es el caso del sancionado desde hace más de 20 años. Ese es el origen del problema.
Dicha normativa definitiva en USA se esperaba que fuera publicada en septiembre, cosa que no ha ocurrido y viene a pasar como en España, donde se esperaba que la
normativa definitiva de RPAS sería publicada entre junio y septiembre de este año pero,
visto lo visto y con unas elecciones generales en puertas, ya pocos dudan que se demore a 2016 la esperada norma que permitiría a los operadores profesionales de RPAS trabajar legalmente en sus entornos habituales (allá donde lo venían haciendo con total seguridad hasta julio de 2014) ya que la actual normativa provisional española no permite, como es el caso de la normativa USA, la operación a base de excepciones allá donde sea razonable hacerlo y se ofrezcan las garantías adecuadas.
Esperemos que no se contagie el afán "ejemplarizante" de la FAA a la AESA porque las operaciones de RPAS en espacios controlados y considerados "de alto riesgo" son
el pan nuestro de cada día, sin posibilidad de hacerlo con garantías legales mediante excepciones a la normativa provisional como ocurre en USA.
En España no hay una opción (las excepciones) entre morirse de hambre o incumplir una normativa hecha sin prever las consecuencias, así que muchos operadores de RPAS han puesto sus barbas a remojar y mantienen sus dedos cruzados.
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