Uno de los planeadores que volaban los chicos de la historia tirando de una cuerda
Érase una vez tres chicos de 13 a 17 años de la Madrid de 1910 que en lo que se denominaba los Altos del Hipódromo, hoy pleno Paseo de la Castellana, hacían planeadores que despegaban arrastrados por una cuerda de la que tiraban otros chicos de la ciudad. Y volaban hasta el punto de que el hermano pequeño de uno de ellos, amenazando con chivarse a los padres si no le dejaban volar también, tuvo un percance en uno de los vuelos cuyas consecuencias pudieron hacer pasar inicialmente por una caída de un árbol.
Estos chicos conocieron a un piloto francés, un tal Mauvais, que había estrellado su avión y acordaron con él lo siguiente: tu nos dejas el motor de tu avión (que era lo único aprovechable) y nosotros te construimos otro avión, pero nos tienes que enseñar a volarlo. Tenía Juanito, el cerebro del grupo, solo 16 años entonces.
El Cangrejo, biplaza construido por los chicos con el motor de un monoplaza
Y no solo le hicieron otro avión sino que, además y con el mismo motor, le hicieron un biplaza (el destruido era un monoplaza) que hasta volaba mejor.
Pocos años más tarde, en 1919, Juanito presentaba como proyecto de fin de carrera al terminar su ingeniería (de caminos porque entonces no existía la ingeniería aeronáutica) el diseño de un avión que era entonces el más grande del mundo: un bombardero trimotor para el Servicio de Aeronáutica Militar español que ganó el concurso con contundencia.
El C.3, el mayor avión del mundo en esa fecha
Y, pensando en una solución al factor humano inventó una aeronave distinta de cualquier otra que es imposible meter en pérdida: había nacido el autogiro.
Uno de los primeros autogiros construidos en serie, el Cierva C-30
Téngase en cuenta que, cuando se filmó este video (1938) aún no existía un helicóptero viable para estas tareas. De hecho, sin las patentes desarrolladas por Juan de la Cierva para el autogiro ningún helicóptero volaría hoy
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