Un piloto relativamente novel que
piensa empezar a viajar con su ultraligero nos pregunta sobre algo
que ha escuchado que es peligroso e igual se lo encuentra si va a un
aeropuerto o sus cercanías: la estela turbulenta.
Si, es un peligro en ciertas
circunstancias pero, como muchas cosas, también es algo que se
puede aprovechar en nuestro beneficio con la adecuada formación y
entrenamiento. Si no, que se lo pregunten a las aves migratorias.
El fenómeno de la estela turbulenta es
algo cuya teoría todos aprendemos al sacar una licencia de vuelo y
consiste básicamente en sumar los dos flujos de aire que se producen
en un perfil alar: el que se acelera al pasar por el extradós y el
que sube para compensar la diferencia de presiones desde el intradós
a la altura de la punta del ala. Suma esos dos flujos y tendremos una
turbulencia como la de las imágenes.
Además a ésta turbulencia habría que
sumar el efecto de la que genera la resistencia parásita y el flujo
que genera el motor, que básicamente lo que hace es enredar toda
esta dinámica del fluido que es el aire “ensuciándola”. Pero no
vamos ahora a escribir un tratado sobre la resistencia inducida (la
que genera la estela turbulenta) y su relación con la resistencia
parásita y el flujo del motor en las distintas fases del vuelo.
Lo importante, siendo prácticos, es
saber que esa estela turbulenta es tanto más potente cuanto más
lento vuela un avión y tiene tendencia a bajar, “abrirse” y ser
arrastrada por la masa de aire, esto es, el viento. Así que el peor
sitio en que podemos estar es por debajo y a sotavento de la
trayectoria de un avión grande cuando aterriza o despega. Esa es la
moraleja que nos describía este póster que hicimos hace un par de
años con algunos ejemplos de “donde está el peligro”.
Tenéis más como éste aquí.
Habitualmente un piloto recreativo en
su aeronave ligera solo encontrará este tipo de fenómenos con tal magnitud como para que merezca la pena preocuparse si sube
(tanto como para cruzarse en las trayectorias de aproximación de los
aviones más grandes) o si está compartiendo una aproximación en un
aeropuerto.
En ambos casos, dado que las maniobras de aproximación de la aviación
comercial suelen estar protegidas por espacio aéreo controlado, será
el controlador quien establezca la separación necesaria en función
del tipo de estela turbulenta de quien va delante, que puede ser
desde Small (para un avión ligero) hasta Super (para un A380), lo
que implica separar más o menos en función del tamaño del
siguiente.
¿Y los patos y su imitadores, los que vuelan en formación?
La estela turbulenta en
una formación ayuda al siguiente si aprovecha el “upwash”
(la parte que asciende) lo que le hace precisar de menos energía que el que le precede para el
mismo trabajo. Pero claro, también tiene sus inconvenientes que ocurren cuando no se está “en la ola” y uno se traga todo el meneo de
la turbulencia o incluso el “downwash” (la parte que desciende) llegando, inmerso en esa batidora, incluso a chocar con el compañero como le pasó a un F-104 cuando volaba junto al XB-70 Valkyrie.
Así que, para beneficiarse de la
estela turbulenta de tu precedente, primero, hay que hacer un buen
curso sobre vuelo en formación (a los patos éso les viene de serie) y,
luego, practicarlo para disfrutar de esta modalidad de vuelo de forma
segura.
Aunque, a decir verdad y pensando en términos de aeronaves
ligeras, el ahorro energético igual es lo de menos y la principal
ventaja que sacaremos de un vuelo en formación serán buenas fotografías/vídeos de
nuestros compañeros y que solo uno tendrá que navegar
por todos, mientras los demás le siguen y disfrutan de las vistas.
...
Actualización 21052014: Hemos encontrado esta interesante circular informativa de la FAA sobre el tema.
Actualización 15062014: Interesante vídeo de Boeing sobre una investigación en esta línea.
Actualización 15062014: Interesante vídeo de Boeing sobre una investigación en esta línea.
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