Aunque se tacha de "información errónea" la publicada por los medios y redes sociales (asumiendo que se refieren en su origen a nosotros, cosa que sería fácil ya que se han alcanzado varios miles de lecturas de nuestra entrada sobre el tema) no vamos a discutir sobre lo acertado nuestras apreciaciones ya que no hacemos más que difundir lo que está ocurriendo. No somos responsables de la situación, solo os contamos lo que ocurre a modo de culturilla y advertencia para evitar males mayores.
Al menos nosotros, como consultores, tenemos la obligación de contar las cosas como son y no como nos gustaría que fueran ya que las cancelaciones de eventos, la prohibición de uso de zonas de vuelo tradicionales o la imposición de sanciones por exceder las limitaciones operacionales del ULM en el ámbito del vuelo libre están ahí y son un hecho.
Son hechos irrefutables que trascienden más allá de cualquier argumentación o hipótesis no validada por la AESA a la que nos gustaría agarrarnos como al que más cuando las cosas se complican en exceso; pero sería como agarrarse a un clavo ardiendo.
La prueba del algodón es esta resolución de la AESA, de hace menos de 2 meses.
En definitiva. No está nada claro que la AESA haya delegado la regulación del vuelo libre, más allá del ámbito de la competición y sin menoscabo del cumplimiento del resto de normativa de aplicación, en la RFAE. Más bien los hechos apuntan justo a lo contrario: a que unos por otros la casa sigue sin barrer.
Cada cual que elija si debe tomar partido en promover una solución del problema del PRP (y del ULM y de los RPAS y del ala delta y del aeromodelismo y de tantas otras disciplinas abandonadas a su suerte por el hecho de ser "pequeña aviación") o esconder la cabeza en un hipotético agujero hasta que alguien imponga cordura en un BOE, con acierto... o no.
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