La culturilla popular dice que un
aterrizaje se puede decir que es perfecto si puedes salir del
avión por tu propio pie, y pasa a ser cojonudo si el avión
puede volver a ser utilizado inmediatamente. Así que veamos lo que
marca la diferencia para conseguir lo uno o lo otro.
Es un hecho; el 50% o más de los
accidentes de la Aviación General (AG) se producen despegando o
aterrizando. No importa si eres alumno, veterano o instructor.
Entre los factores que lideran las
causas de éstos accidentes está, en más de un 30% de los casos, la
pérdida de control de la aeronave por delante de otros como la
presencia de obstáculos, operaciones nocturnas o con baja
visibilidad, meteorología adversa, campos demasiado cortos o
superficies no adecuadas.
Así que es puro factor humano el
dominante, ya sea por falta de pericia a los mandos o de
previsión/planificación de la operación.
Por ello, por ejemplo desde el AirSafety Institute (ASI) de AOPA, desde hace muchos años se difunde la
regla del 50/50, que es una máxima que pretende corregir de forma segura los
parámetros que todo piloto recreativo usa como referencia en sus cálculos y
planificación de una operación, los que nos facilitan
en el manual de la aeronave (más conocido como Pilot´s Operating
Handbook o POH).
Y es que hay que tener en
cuenta que en el POH de una aeronave ligera las cifras que se ofrecen
(distancias de aterrizaje o despegue, velocidades típicas, centrado
y demás) suelen estar referidas al MTOM (peso máximo autorizado al
despegue) y a unas condiciones determinadas, habitualmente
favorables para la operación, que suelen coincidir con una buena
altitud de densidad y un piloto de pruebas experto a los mandos.
Teniendo en cuenta lo anterior, que
todos los pilotos no somos expertos y que, aunque lo fuéramos, todos
podemos tener un mal día, esta regla del 50/50 dice que sumemos a
las distancias indicadas en el POH un 50% cuando se trata de despegar
o aterrizar. Es una regla bastante conservadora, si, pero por ello también es muy segura en el ámbito de la aviación recreativa, donde no hay
razón para asumir riesgos innecesarios.
También podemos tomar como factor de corrección, ajustando un
poco más este margen de seguridad que propone el ASI, una recomendación más
restrictiva y compleja de aplicar pero igualmente dentro de lo que se considera seguro, lo
que se proponía en esta línea de cartelería que se editó para AEPAL hace
unos años en base a la experiencia del 42 Grupo de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire, que concreta el margen de seguridad
propuesto en función de varios factores, además del humano, y
plantea un margen de seguridad variable en función de éstos. Es
más restrictivo en la mayoría de los casos y también menos fácil de recordar que el sencillo 50/50 pero es "marca España" y ayuda a elevar la alerta del piloto en ocasiones en las que el riesgo no resulta tan evidente si no haces el cálculo.
Tienes éste y más carteles sobre seguridad de vuelo en alta resolución aquí.
¿Y quién se debería aplicar estas
recomendaciones por conservadoras que sean?
Pues todos los pilotos, veteranos incluidos,
pero sobre todo aquellos que tengan menos de 100 horas de vuelo en un
determinado tipo de aeronave ya que, estadísticamente, son las 100
primeras horas en un tipo determinado de aeronave las más críticas
y en las que se suelen producir los accidentes.
Pues si amigo mío, interesante y obligatorio artículo para todo aquel mortal que quiera volar con seguridad.
ResponderEliminarY es que aunque parezca mentira no todo el mundo sabe que los datos que tenemos en las tablas y gráficos de performance son brutos como bien has dicho.
La tabla que adjuntas está fenomenal porque rara vez se incluyen cálculos factorizados en las tablas, y aunque si que es más difícil de recordar nada nos impide tenerla adjunta a nuestra sección de performance del POH o AFM según sea el caso.
Añadir también que la CAA incluye como safety factors 1.33 para cálculos de despegue y 1.43 para aterrizajes además de los factores de corrección expuestos.
Un saludo desde tierras malagueñas.
David