Prácticamente todos los que tenemos algo que ver con la aviación hemos tenido en alguna ocasión
“problemas con la AESA” bien por demoras injustificadas, bien por
procedimientos absurdos/excesivos o bien por interpretaciones
perjudiciales de una norma que, cuando es redactada sin tener en
cuenta al usuario que es quien mejor suele reconocer donde le
apretará el zapato y aplicada por personal desmotivado o que desconoce la realidad de la actividad, a veces no ajusta ni con calzador.
Aún recordamos los que conocimos a
Kiko Guil, piloto de pilotos y funcionario de la administración aeronáutica ejemplar mientras lo fue, aquella perla
de sabiduría que soltaba cuando conocía de una de esas “pasadas
de frenada” de los que fueron sus colegas en la DGAC. Decía:
“Hay dos tipos de funcionarios, los que facilitan las cosas al administrado y los otros. Los conocerás mirando por donde tienen subrayada la norma”.
Como era un tipo campechano no decía
exactamente los otros. En fin, Kiko
solía llamar a las cosas por su nombre porque ciertamente hay
funcionarios que aplican la norma favoreciendo al usuario y a la actividad; y otros que
no.
Así que cualquiera que lidie a menudo
con la administración aeronáutica española habrá sufrido en sus
carnes esa lotería en que se ha convertido tramitar algo para las
actividades más sencillas, como son las habituales de la aviación
ligera y recreativa, por lo absolutamente desproporcionado de sus
procedimientos y plazos al aplicar normativas obsoletas y altamente
interpretables, a favor o en contra de la actividad, según el
funcionario que te toque en suerte.
Pero el usuario de los servicios que presta la AESA tiene a su disposición
una herramienta eficaz aunque poco utilizada en la Unidad de Quejas y
Sugerencias, un servicio común a toda la administración pública
(cada organismo tiene su unidad) que muchas veces nos evitará
terminar “pasando por el aro” o teniendo que hacer valer nuestra razón o
derechos en un tribunal de lo Contencioso-Administrativo; pero que siempre servirá para señalar al departamento de calidad, en este
caso la DESATI de la AESA, dónde no funciona adecuadamente su
engranaje y dónde no se presta un buen servicio al ciudadano.
Asuntos tales como los largos silencios
y/o las demoras injustificadas en los trámites que muchas veces
perjudican de forma innecesaria al administrado, si no son puestos en
conocimiento de estas unidades de calidad, simplemente se enquistan y
normalizan. Se terminan convirtiendo en “lo normal”.
Así que, tu verás si quieres seguir
formando parte del problema o quieres participar en la solución. Tu
verás si haces uso de la Unidad de Quejas y Sugerencias de la AESA.
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