Al cumplir con su misión el avión del Cpt. Aman (el punto) resultó muy dañado y una gran pérdida de combustible le impedía llegar de vuelta a ningún aeródromo amigo. Ni tan siquiera conseguiría alcanzar suelo amigo por lo que, si nada lo impedía, caerían en territorio enemigo con la garantía de pasar una larga temporada en un campo de prisioneros de Vietnam del Norte, o algo peor. Así que Bob Pardo no se lo pensó.
Ordenó a su punto lanzar el paracaídas de frenado, con lo que el cono de protección en la cola se convertía en un agujero donde poder meter el morro de su avión y empujar a su punto hasta alcanzar territorio amigo donde poder eyectarse junto con su WSO.
Y aunque la cosa parecía buena idea, la turbulencia del avión a empujar hacía difícilmente gobernable al avión que empujaba. Así que, pasaron al plan B: bajar el gancho de cola.
Finalmente, y a base de empujones, ambos F-4 llegaron a suelo amigo y Bob y su WSO también debieron abandonar su avión ya que habían agotado todo su combustible empujando a sus compañeros hacia la salvación. Todos fueron rescatados por helicópteros SAR en territorio amigo.
El Cpt Pardo y si WSO, el Tte. Wayne
Curiosamente, la primera reacción de la USAF fue recriminar al Cpt. Pardo no haber salvado su F-4, aunque si salvó a dos de sus colegas de un destino oscuro, no siendo hasta años más tarde cuando se le reconoció la gesta condecorándole con una Estrella de Plata.
Pero no acaba aquí la cosa.
Años más tarde, cuando Pardo se entera de que Aman, "su punto", sufre una enfermedad degenerativa que lo tiene mudo y sin movilidad, recaudó dinero para comprar una silla motorizada, un sintetizador de voz y, poco tiempo después, una furgoneta adaptada que "su punto" utilizó hasta su muerte.
Lo dicho: habilidad a los mandos pero, sobre todo, lealtad.
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