sábado, 15 de agosto de 2015

Evaluando el riesgo: las FRATs

Hace unos años, durante la visita de un nutrido grupo de pilotos recreativos a la Base Aérea de Los Llanos, hogar del Ala 14, algunos tuvieron su primer contacto con una herramienta muy útil a la hora de visibilizar algo tan subjetivo como puede ser el riesgo que se asume en una operación aérea, un riesgo que a veces es tan imperceptible para el profesional (no digamos ya para el aficionado) como inasumible y que lleva irremediablemente al accidente si no se mitiga a tiempo.

Un ejemplo sencillo de FRAT

Durante las conferencias sobre seguridad de vuelo que se ofrecieron a los participantes en el evento por parte de los pilotos de la unidad, en las que se describieron los equipos y aeronaves que utilizan, también se mostraron los procedimientos y medios de mitigación del riesgo que los pilotos de caza y ataque usan a la hora de planificar sus misiones. Uno de ellos eran las FRATs.

Las FRATs (Flight Risk Assessment Tools o, en español, herramientas de evaluación del riesgo del vuelo) son obligadas en las operaciones del Ala 14 dada su complejidad y el alto valor de los medios que en ellas se empeñan, pero son algo muy recomendable también en la actividad recreativa donde la propia esencia de la actividad hace que la evaluación del riesgo que se asume suela ser muy subjetivizada y, en ocasiones, peligrosamente minusvalorada.

Pero no es necesario someterse a largos cuestionarios ni complejas matrices de valoración como las que aquel día los pilotos militares mostraban; es posible utilizar herramientas sencillas y proporcionadas a nuestra actividad tales como ésta que la FAA, una administración de aviación civil proactiva y con una cultura generativa de la seguridad, propone a los pilotos recreativos.

Adivina qué cultura como organización tiene la AESA

Puede ser tan sencillo como completar esta hoja de cálculo para obtener un valor objetivo para el riesgo que vamos a asumir en el vuelo. Si el riesgo es bajo, adelante; pero si es moderado tocará tomar medidas para reducirlo y, si fuera alto y ni con medidas de mitigación se puede reducir lo suficiente, será mejor no volar para no meterse en la boca del lobo.

Por supuesto este tipo de matrices de valoración del riesgo son personalizables y adaptables al perfil de cada cual, pero no cometáis el error de hacer una matriz en exceso a medida y blandita, procurad que los riesgos contemplen el peor caso por aquello de Murphy.


Nota: En la FRAT original se cita la participación en un programa de refresco para pilotos muy particular, el WINGS de la FAA, un compendio online de minicursos, charlas, webinarios y demás productos relacionados con la seguridad de vuelo que se ofrece de forma centralizada y estructurada en la web de la FAA, aunque la mayor parte de sus contenidos provienen de otras organizaciones preocupadas por la seguridad de vuelo, como el Air Safety Institute de AOPA.


Algo parecido habría hoy en España si la línea de acción iniciada en ese sentido por AEPAL en 2009 y abandonada desde 2013, aquellas famosas Acciones para el Fomento de la Seguridad en Vuelo, se hubieran continuado a poco que la administración aeronáutica española se hubiera sumado activamente y puesto algo de su parte, o directamente tomado el relevo ante el abandono del programa por parte de AEPAL.

Pero ya sabéis: Spain is different, aquí somos más de destruir que de construir; más de abandonar que de conservar. La desaparición de los buenos seguros de aviación y las sanas Acciones para el Fomento de la Seguridad, cosas que iban vinculadas entre 2009 y 2013, son dos buenos ejemplos.




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