Hace unos años, durante la visita de
un nutrido grupo de pilotos recreativos a la Base Aérea de Los
Llanos, hogar del Ala 14, algunos tuvieron su primer contacto con una
herramienta muy útil a la hora de visibilizar algo tan subjetivo
como puede ser el riesgo que se asume en una operación aérea, un riesgo
que a veces es tan imperceptible para el profesional (no digamos ya
para el aficionado) como inasumible y que lleva irremediablemente al
accidente si no se mitiga a tiempo.
Un ejemplo sencillo de FRAT
Durante las conferencias sobre
seguridad de vuelo que se ofrecieron a los participantes en el evento
por parte de los pilotos de la unidad, en las que se describieron los
equipos y aeronaves que utilizan, también se mostraron los
procedimientos y medios de mitigación del riesgo que los pilotos de
caza y ataque usan a la hora de planificar sus misiones. Uno de
ellos eran las FRATs.
Las FRATs (Flight Risk Assessment Tools
o, en español, herramientas de evaluación del riesgo del vuelo) son
obligadas en las operaciones del Ala 14 dada su complejidad y el alto
valor de los medios que en ellas se empeñan, pero son algo muy
recomendable también en la actividad recreativa donde la propia
esencia de la actividad hace que la evaluación del riesgo que se
asume suela ser muy subjetivizada y, en ocasiones, peligrosamente
minusvalorada.
Pero no es necesario someterse a largos
cuestionarios ni complejas matrices de valoración como las que aquel
día los pilotos militares mostraban; es posible utilizar
herramientas sencillas y proporcionadas a nuestra actividad tales
como ésta que la FAA, una administración de aviación civil
proactiva y con una cultura generativa de la seguridad, propone a los
pilotos recreativos.
Adivina qué cultura como organización tiene la AESA
Puede ser tan sencillo como completar esta hoja de cálculo para obtener un valor objetivo para el riesgo que vamos a
asumir en el vuelo. Si el riesgo es bajo, adelante; pero si es
moderado tocará tomar medidas para reducirlo y, si
fuera alto y ni con medidas de mitigación se puede reducir lo suficiente, será mejor no volar para no meterse en la boca
del lobo.
Por supuesto este tipo de matrices de
valoración del riesgo son personalizables y adaptables al perfil de
cada cual, pero no cometáis el error de hacer una matriz en exceso a medida y blandita, procurad que los riesgos contemplen el peor caso por aquello de
Murphy.
Nota: En la FRAT original se cita la
participación en un programa de refresco para pilotos muy particular, el WINGS de
la FAA, un compendio online de minicursos, charlas, webinarios y
demás productos relacionados con la seguridad de vuelo que se ofrece
de forma centralizada y estructurada en la web de la FAA, aunque la mayor parte de
sus contenidos provienen de otras organizaciones preocupadas por la
seguridad de vuelo, como el Air Safety Institute de AOPA.
Algo parecido habría hoy en España si la línea de acción iniciada en ese sentido por AEPAL en 2009 y abandonada desde 2013, aquellas
famosas Acciones para el Fomento de la Seguridad en Vuelo, se hubieran continuado a poco
que la administración aeronáutica española se hubiera sumado
activamente y puesto algo de su parte, o directamente tomado el relevo ante el
abandono del programa por parte de AEPAL.
Pero ya sabéis: Spain is different, aquí somos más de destruir que de construir; más de abandonar que de conservar. La desaparición de los buenos seguros de aviación y las sanas Acciones para el Fomento de la Seguridad, cosas que iban vinculadas entre 2009 y 2013, son dos buenos ejemplos.
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