sábado, 23 de abril de 2016

No es motivo para estar orgullosos

En recientes eventos relacionados con los drones (RPAS), los representantes de la AESA han "presumido" del ¡¿éxito?! de un sector que en poco menos de 2 años desde su "regulación" pasa ya de los 1.200 operadores declarados. Y, no, no es motivo para estar orgullosos de la cifra, más bien es para estar preocupados.

Una metáfora de lo que le puede pasar al sector de los RPAS como siga esta dinámica.

Lo cierto es que los operadores profesionales de drones ya existían desde mucho antes de que en julio de 2014 fuera "regulado" el sector, de urgencia como recordaremos. La urgencia, como demasiadas veces ocurre en nuestra administración pública, fue su respuesta precipitada a la alarma social que se producía por algunos incidentes, muy mediatizados, con usuarios de este tipo de aeronaves que precisamente no eran los profesionales del sector, a los que luego vino a afectar el peso de la norma.

Con ello lo único que se consiguió fueron tres cosas:


1º Hacer una normativa "provisional" tan mala que, en la práctica y hasta que se apruebe la prometida normativa definitiva, ha puesto fuera del mercado laboral a los que hasta ese momento venían trabajando de forma solvente y profesional, sin generar problemas a nadie, dejando el campo libre a los piratas del sector que acaparan los trabajos que los profesionales responsables no pueden, si quieren respetar la norma vigente.

Adivina cual es el producto estrella de las jugueterías.

2º Generar un efecto llamada (algo parecido a lo que ocurrió con la "burbuja punto com") que ha producido que mucha gente, en un país con índices récord de paro y salarios a la baja, se haya querido profesionalizar como operador de RPAS de la noche a la mañana, pensando que esto es fácil y barato (la imagen de juguete aún prevalece entre los drones, de hecho se venden por millones como tal), procurándose la documentación necesaria de aquella manera e incumpliendo los términos de su autodeclaración ante la AESA de forma consciente o, lo que es más peligroso, inconsciente al carecer de una base de conocimiento imprescindible que nadie se ocupa de verificar.


Porque la AESA no supervisa, dejémonos de milongas, y ha decidido (principalmente por falta de recursos) que el proceso de autorización de un operador de RPAS en España sea autodeclarativo, ésto es, que tu dices que vas a cumplir los requisitos que te imponen y, en la práctica y a día de hoy, la autoridad te supervisa cuando quiera... que es nunca.

3º El gran público, que sabía desde hace lustros de la existencia del aeromodelismo pero lo veía como un pasatiempo más (además de caro), a la vista del boom de los drones, de su abaratamiento y venta "ready to fly" y del ruido mediático que se está haciendo, ha puesto de moda tener este tipo de juguetes y, como es normal cuando se trata de aficionados, está generando la mayor parte de los incidentes y accidentes que se producen con éso que aún la gente no distingue muy bien: ¿es un RPA, un aeromodelo o un juguete?

Y, aunque el grueso de los problemas los generan aún los aficionados, ese crecimiento brutal (de 0 a 1.200 en 20 meses, y sin supervisión) de operadores "legalizados", no presagia nada bueno.


Nada bueno porque la supervisión que está haciendo la AESA de los operadores registrados es, seamos sinceros, INEXISTENTE. Como mucho se limita a revisar la documentación técnica que entregan al autodeclararse que, sabiendo como lo sabemos de primera mano tras recibir muchas consultas al respecto, está redactada para el puro trámite y no tendrá su reflejo en la operación real y su seguridad.

Si a lo anterior sumamos el pitorreo en que se ha convertido la formación, con cursos teóricos de contenidos "similares" a los de un PPL que se hacen en una semana (y que aprueba hasta el gato si lo presentas en ciertas ATO) dice poco de la formación de aquellos que llegan con "prisa por legalizarse" y que no llevan toda la vida trabajando con RPAS.


Pero la AESA parece orgullosa de que, sobre el papel, su regulación provisional (que para ver la definitiva publicada en un BOE puede que todavía pase mucho tiempo) haya fomentado la autorización de 1.200 operadores profesionales. Seguro que no nos equivocaríamos si dijéramos que a esa cifra le sobrará el primer dígito si la AESA algún día se pusiera a supervisar debidamente a todos los operadores que se han autodeclarado.
¿A quién pretenden engañar? Ésto es un problema creciente y está próximo a estallar si no se plantean soluciones pragmáticas, soluciones dignas de una cultura generativa de la seguridad y no de una burocrática/patológica centrada en "garantizar las cosas sobre el papel e identificar responsables a quienes cargar la culpa en caso de problemas" que es, tristemente, lo que hasta ahora se ha hecho con el sector de los RPAS.

Al final siempre terminamos en la falla latente que supone nuestra administración pública para la seguridad en disciplinas no reguladas por EASA y su cultura de la seguridad, entre lo burocrático y lo patológico. Años costará cambiarle el rumbo.

De las conclusiones del Libro Blanco sobre la Cultura de la Seguridad de ENAIRE.



sábado, 9 de abril de 2016

Criterios de calidad en la formación

Esta semana se publicaban las listas definitivas con los resultados de la última convocatoria de exámenes teóricos para obtener la licencia de piloto de ultraligero y merece la pena que analicemos un poco como está el patio.
En pocos años el tema ha evolucionado como un péndulo ya que, de aprobar hasta el gato con exámenes en los que algunas escuelas garantizaban un 100% de aprobados en todas sus promociones, se pasó a las quejas generalizadas de las escuelas por llegar a haber un índice de suspendidos del 75%, e incluso más, entre los alumnos examinados, teóricamente "gracias" a la pésima calidad pedagógica del examen que se sumaba a la escasa formación teórica ofrecida desde las escuelas.

En esta última convocatoria el resultado ha sido casi "salomónico": prácticamente un 50% de suspendidos. Eso sí, asumiendo que los no presentados no cuentan a estos efectos, porque suman casi el 20% de los convocados y si los consideramos "no aptos" el ratio asciende a casi el 70%.

Hagamos un esfuerzo y pensemos bien. Concluyamos que no se presentaron por causas de fuerza mayor que les impidieron asistir al examen; no vayamos a pensar mal e interpretemos que, buena parte de éstos no presentados, sabían perfectamente que iban a suspender y prefirieron no perder la mañana.
Lo cierto es que, teniendo como se tiene (aunque sea aún extraoficialmente, ya que no se ha publicado) una base de datos con las preguntas que pueden caer en el examen, los resultados no hablan muy bien del nivel de la enseñanza teórica de las escuelas de ULM españolas. Aunque hay que hacer notar que estos datos son pura estadística, o sea, que puede ser que haya en este listado escuelas excelentes con el 100% de aprobados y otras todo lo contrario. La estadística, a falta de más datos, que es así de puñetera.

De cualquier forma en una ATO (escuelas bajo normativa EASA), con este nivel medio de suspendidos, ya se estarían disparando las alarmas desde el momento en que la media de aprobados fuera inferior al 70% porque, de no alcanzarse este ratio mínimo, se pondría en evidencia que hay algún problema con la calidad de la formación que se ofrece.


Pero el problema en el mundo del ULM, después de tanto penduleo, posiblemente siga estando donde estaba aunque se intentara "corregir" mediante la generación de bases de datos de preguntas de examen para elevar el índice de aprobados, ya que lo único que se consigue con ese parche es que buena parte de los alumnos dejen de asistir a clase (cuando la hay) y memoricen los test como loros. El problema es evidente que sigue estando en el nivel de la formación que se ofrece desde las escuelas, que no tiene la calidad necesaria, lo que vendría a demostrar que la AESA, una vez más, ha dado otro palo de ciego en su afán de que los números le cuadren sin afrontar el fondo de la cuestión.

Ese fondo de la cuestión está muy claro desde hace muchos años, aunque muy pocos se atreven decirlo abiertamente y menos aún ponerle el cascabel al gato: hay escuelas donde la enseñanza teórica brilla por su ausencia e instructores que llevan años enseñando de forma inadecuada sin que la autoridad los filtre en modo alguno.

Y es que en cualquier país aeronauticamente civilizado no se concibe que un instructor de vuelo, un profesional de la formación, desde su habilitación inicial no vuelva a recibir formación continua ni pasar por verificación de competencia alguna en toda su vida docente, que en casos roza los 35 años. A falta de regulación cada cual decide si lo está haciendo bien o necesita reciclar algún aspecto de su sistema formativo, habiendo casos en los que este reciclaje es nulo sobre todo si no se deja caducar administrativamente la habilitación, cosa que es bien sencillo en España.


Igualito que en Reino Unido, por poner un ejemplo, donde periódicamente se recicla mediante cursillos a los instructores de ULM y se les evalúa de competencia. Aquí, cuando preguntas por el "seminario de actualización para instructores de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea" que la reciente modificación normativa obliga a la AESA a exigir a los instructores a los que les haya caducado la habilitación, te salen por los cerros de Úbeda y te dicen que éso equivale a:

  • Presentarse al curso para obtener la habilitación de instructor en cualquier escuela (ese que sirve para "formar" nuevos instructores).
  • Aportar un certificado de que ha dado 5 horas de instrucción en esa escuela.

Con asistir a ese sucedáneo de "seminario de actualización" que debería organizar la AESA, vas que chutas. Y ni se plantean, primero, si sus contenidos son los adecuados para el perfil (que va a ser que no) ni que, ya puestos, casi mejor te presentas al dichoso cursillo para novatos y te vuelves a examinar, ahorrándote las 5 horitas de vuelo exigibles ya que, un instructor veterano que se precie, pasará con la gorra las pruebas teóricas y prácticas exigibles a los novatos.

De organizar seminarios o algo parecido a un plan de formación contínua para instructores, ya sean de asistencia obligatoria o voluntaria y aunque fuera para rehabilitarlos, ni flores. Y de hacer verificaciones de competencia con cierta periodicidad que garanticen que la calidad de la formación es adecuada, ni en sueños.


Así que solo nos queda decir como aquel abogado desesperado por la pésima calidad de la justicia española: sea en verso, sea en prosa, quiero a alguien que arregle la cosa. A ver si alguien donde corresponde, en la AESA y la DGAC, coje de una vez este toro por los cuernos y se deja de toreo de salón.



sábado, 2 de abril de 2016

Fraseología aeronáutica del mes

Una vez más os recopilamos las entradas de "Fraseología" Aeronáutica de nuestro perfil en Facebook en el último mes. A disfrutarlas, eso si, sin la imagen o el vídeo que les asociamos (y que a veces le da sentido), cosa que solo podréis ver en la entrada original.


Los errores son inevitables en aviación, especialmente cuando estás aprendiendo cosas nuevas. El secreto está en no cometer el error que te mate.

Los aviones son casi perfectos; aún no tienen la capacidad de perdonar todos tus errores.

Los hábitos son más seguros que las reglas.

La probabilidad de que algo ocurra es inversamente proporcional a lo preparado que estés para ello.

Cuando vas en un avión, el tiempo se te pasa volando.

Los pilotos que se enseñan a si mismos son unos necios como estudiantes. (Robert Livingstone)

Lo esencial es la habilidad en vez de los artilugios. (Wilbur Wright)

El conocimiento verdadero consiste en conocer el alcance de tu ignorancia. (Confucio)

Insistir en la absoluta seguridad es para gente que no tiene pelotas para vivir en el mundo real. (Mary Shafer, NASA)

Los problemas en el aire son algo muy raro. Es golpearse contra el suelo lo que los produce. (Amelia Earhart)

Los pilotos con mucho combustible toman buenas decisiones.

¿A quién no le gusta una buena sorpresa? Posiblemente a alguien que vuela a menos de 1000 AGL y 80 knots en un monomotor ligero.

La formación es un componente clave para entender y prevenir los accidentes por pérdida de control (de la aeronave). Por éso es por lo que recomiendo a los pilotos leer el "Informe de Seguridad de la FAA". (Christopher Hart, presidente de la NTSB)

Cuanto más va aprendiendo uno, más callado se va quedando en las discusiones de cantina.

No importa lo modesto y sencillo que sea, si te lleva por el aire es un avión.

Tenemos lo que nos merecemos.

No te lo cuento, lo hago.


El próximo mes, cada día, más "Fraseología" aeronáutica, humor (los viernes) o pinups (los jueves) en: https://www.facebook.com/tickettofly.es