sábado, 3 de agosto de 2019

Volar en visual siguiendo líneas

A veces la perversión de las buenas prácticas aeronáuticas, en una absurda intención por sobre-regular simplemente porque queda bien sobre el papel lo que en esencia precisa de muy poca regulación y mucho sentido común, resulta hasta perjudicial para la salud de los pilotos.


Posiblemente este efecto se deba a la abundancia del típico funcionario, o asimilado, que quiere que su trabajo sea burocráticamente exquisito, profuso en documentación y, en definitiva, todo un exceso para el ámbito que le toca supervisar. Como si hacer cosas sencillas y proporcionadas fuera trabajar mal.

Otras veces puede ser fruto de la falta de experiencia operativa, algo bastante común en una administración aeronáutica donde hay un exceso de ingenieros y burócratas y muy poco piloto que, cuando lo hay, viene de volar en la aviación comercial de transporte y solo se siente cómodo aplicando los usos y costumbres del vuelo instrumental, por lo que promueve entre los practicantes del VFR un excesivo uso de la radio y procedimientos instrumentales extrapolados de los aeródromos controlados con procedimientos IFR publicados para aviones que poco o nada tienen que ver con la aviación ligera recreativa.

Así que, institucionalmente, se termina promocionando el uso excesivo de la radio y otros procedimientos pensados para el vuelo instrumental, mirando demasiado dentro de la cabina y pensando que lo que se oye en la radio es lo único que te rodea, algo que genera una falsa sensación de seguridad entre los visuales cuya principal herramienta para cumplir el principio básico del VFR, "ver y evitar", es sacar la cabeza fuera de la cabina y usar la vista, aunque se siga oyendo la radio.



Y lo peor es que el piloto recreativo visual medio, escasamente formado y con poco criterio para decidir qué es lo más seguro para su operación, se siente atraído por esos usos "de profesionales" y los termina aplicando para sentirse mejor piloto porque "así lo hacen los que vuelan un AIRBUS", sin pensar que los aviones recreativos y los airliners se parecen como los huevos a las castañas.

La última pasada de frenada de nuestra administración que hemos visto, y no es la primera vez que la vemos, es que personal de la AESA obliga a campos de vuelo de ULM o aeródromos restringidos a publicar un circuito de tráfico oficial, uno que deben seguir todas las aeronaves que operen en la instalación.

Ya os lo advierten los profesionales sanitarios.

Es una aberración. Por vuestra seguridad, no os toméis en serio la "obligación" de seguir esas líneas pintadas en un papel.

Todas las aeronaves, sobre todo cuando sean ligeras ya que hay decenas de modelos distintos con actuaciones distintas, jamás podrán seguir las mismas trayectorias en circuito de aeródromo por sus distintas velocidades, coeficientes de planeo, procedimientos de aterrizaje, etc. Es que, incluso con solo cambiar el viento, el circuito seguro para una misma aeronave será necesariamente distinto.

Pero ahí estamos, desde la mismísima administración pública que debe velar por la seguridad de la aviación recreativa, animando a los pilotos visuales para que vuelen siguiendo la línea que el burócrata le aprueba con desprecio de su salud. Porque cuando te la pegas por seguir ciegamente una línea es tu salud la que se perjudica, aunque sea por el bien de un impecable expediente administrativo.

Sigue los consejos de los pilotos de colmillo retorcido que no deben obediencia a la administración. No te conviertas en el "one trick pony" que dice Paul Bertorelli en su video, por mucho que te lo exija documentalmente AESA.