jueves, 19 de diciembre de 2019

Reflexión de Navidad

Porque nos lo vamos a tomar con calma las próximas semanas y el tiempo para la reflexión va a ser largo, pongamos hechos sobre la mesa. Ninguna novedad, solo hechos que se repiten año tras año.


AESA ingresa por cada uno de los millones de pasajeros que suben a un avión comercial 60 céntimos, contra las cantidades residuales que recaudan por atender a una aviación general (a 1-2 pasajeros de media por operación de aviación ligera, contra decenas o centenares de euros por cada ballenato) prácticamente exenta de otras tasas (porque las de navegación aérea están exentas para aeronaves de MTOM< 2 toneladas en toda la UE) salvo por alguna pequeña tasa por renovación de licencias, y poco más, que también pagan en mucha mayor cuantía los empleados de la aviación comercial.

Aviación Comercial 1 - Aviación General 0

AENA gana millones en tasas aeroportuarias, que luego reparte entre sus accionistas tras la privatización, gestionando nuestra red pública de aeropuertos donde cualquier actividad de la aviación general es residual “gracias” a una política de tasas disuasoria por lo desproporcionado.

No les interesa ese perfil de cliente (lo de que son servicio público ya se les ha olvidado, todos somos clientes) que paga poco y no se atiene a estándares y planificación a largo plazo (los dichosos slots) como los de los vuelos regulares en ballenato, aunque gestiona infraestructura de uso público pagada por todos y para uso de todos, reiteramos.

Aviación Comercial 2 - Aviación General 0

No te equivoques, que éste de la privatización se lo han metido a España

ENAIRE gana millones prestando servicios de navegación aérea y aeroportuarios (gestión de torres) a AENA, de la que tiene además el 51% de acciones (que lo sepas) y por tanto de dividendos a repartir, por lo que prioriza los intereses de su patrón/inversión y procura apartar todo estorbo a la "máquina de hacer dinero".

Todo lo que no sea un cliente interesante para AENA debe estar cuanto más lejos mejor de la máquina de monetizar que son los aeropuertos.

Aviación Comercial 3 - Aviación General 0

Que no te equivoques, que paramos aquí la goleada pero nos han metido más de tres. Tantos como a Malta o más.

¿Tiene la aviación comercial la culpa de esta situación? No, simplemente son un lobby estratosféricamente más potente que el que supone la aviación recreativa en España.


Si alguien tiene la culpa es el ciudadano por permitir que una administración pública no preste servicios adecuados a todo el sector, sin priorizar a quien paga más. Imaginad que pasara lo mismo en la sanidad pública y solo se atendiera bien en los hospitales públicos a los que cotizan por importe de millones, desatendiendo a parados, jubilados, niños, autónomos e inmensa mayoría de asalariados... pues eso.

Claro que si, Juancar, como "casi" todos los servicios públicos.

AESA, AENA y ENAIRE son gestionados desde el Ministerio de Fomento, responsable de regular y legislar para todos y no solo según el consejo (e interés) de los anteriores y su lobby. Pero se viene olvidando que la aviación general existe (en la Florida de Europa para los deportes aéreos, que tiene huevos la cosa) y tiene derecho a utilizar las infraestructuras públicas y el espacio aéreo que es un bien público igualmente de todos los españoles y no solo de los accionistas/clientes de AENA.

El resultado es lo que tenemos:
  • espacios aéreos sobredimensionados “para proteger” la fuente de ingresos de AENA que, además, son impermeables para una aviación general que cada día tiene menos espacio disponible.
  • normativas sectoriales para lo recreativo y la pequeña aviación que, si no vienen de la UE, cumplen décadas de obsolescencia (caso de la del ULM) o directamente ni están ni se las espera (caso del vuelo libre) o están en absoluta desproporción con el riesgo que implican (caso de los drones).
El factor común es que ninguna de las anteriores actividades es un “cliente interesante” para AENA, ENAIRE o AESA, a quienes les sale deficitario gestionarlos, aunque todos sean entes dependientes de la administración general del estado que deberían atender adecuadamente, también, a esos sectores en una nación aeronáuticamente civilizada como presume de serlo España.

En un país sin cultura aeronáutica (que no, que no la tenemos) y en el que las “entidades representativas del sector” a lo más que llegan es a hacerse una foto anual con los anteriores, dorándoles así la píldora de sus memorias anuales que justifican lo bien que lo están haciendo a gusto de todos los administrados, planteando de poca a ninguna batalla para propiciar algún cambio en lo anterior, ¿cabe esperar algún cambio en la situación?

Nuestra becaria ha hablado, o no, que se atraganta.

Mucho nos tememos que no, pero siempre nos quedará dar un paseo por Francia o Portugal (por no ir más lejos a Alemania, UK o la mismísima Meca de la aviación en USA) para respirar un poco de aviación bien gestionada, incluyendo a la recreativa.



sábado, 30 de noviembre de 2019

Cultura de la seguridad: obras son amores

No pocas veces hemos hablado de la cultura de la seguridad en las organizaciones, ésas que OACI clasifica como generativas (la deseable), burocráticas o patológicas. Ya sabéis lo que pensamos de ello por entradas anteriores en este blog.


Pero vamos a poner sobre la mesa otro ejemplo práctico, porque la cultura de la seguridad no solo va de predicar que la prioridad de una organización con vínculos con la actividad aeronáutica debe ser la seguridad operacional para, luego, machacar al operador de lo que sea que vuele con toneladas de papel que, al final, se quedan en mera burocracia exacerbada con un residual impacto en la seguridad de vuelo o incluso efectos contraproducentes. También hay que demostrarlo con obras.


Mientras AESA preparaba e impartía una jornada para las FFCCS (una más, ya que ha celebrado decenas como ésta) en las que les explican con detalle lo que deben poner en sus denuncias para que no se escape por defecto de forma el infractor de una norma en excesivas ocasiones inadecuada, ¿qué hacían desde una unidad del Ejército del Aire, como es el Ala 78, que se dedica a formar futuros pilotos con un claro enfoque hacia la seguridad de sus operaciones?


Pues en colaboración con FEADA organizaban una jornada de divulgación de la cultura de seguridad para los deportistas de su entorno, algo que redundará en mutuo conocimiento de sus zonas de vuelo y evitará riesgos en el futuro.

Las posturas ante el mismo problema (infracciones de la normativa por penetración no autorizada en zonas restringidas al vuelo) son absolutamente opuestas, como sus culturas organizacionales:
  • AESA destina sus escasos medios a reforzar la eficacia de la persecución punitiva, actuando de forma reactiva (la práctica de riesgo ya se habrá producido si fomentas la denuncia) a sabiendas de que ni toda la policía del mundo puede controlar a la aviación recreativa. Quien sabe si es por falta de una cultura generativa de la seguridad en su organización o por puro ánimo recaudatorio.
  • El Ala 78 refuerza su seguridad operacional (y la de terceros usuarios del espacio aéreo de su entorno) difundiendo información y dando un baño de cultura de seguridad generativa a la administración civil, consciente de que una actitud preventiva y una aproximación proactiva al problema es siempre más eficaz en nuestro país que la mera persecución con los limitados medios aéreos con los que cuentan nuestras FFCCS para andar persiguiendo a cada aeromodelista, parapentista o simple operador de un juguete que vuela.
Y éso que los militares tienen medios para identificar, y hasta para derribar si fuera preciso, a los infractores.


En definitiva. Unos gastan sus recursos en prevenir riesgos y otros en enseñar a multarlos cuando se producen, ¿quién lo está haciendo mejor?

Luego no vayamos vendiendo éso de que "la seguridad es lo primero" desde AESA y otras milongas parecidas que solo se creen aquellos que solo vuelan desde escritorios o en la panza de un AIRBUS. Los que vuelan de verdad (algo escaso entre el personal de organizaciones como AESA) saben perfectamente de qué va éso de fomentar la seguridad operacional y tener una cultura generativa como la que le gusta a OACI.





jueves, 14 de noviembre de 2019

Briconsejos de seguros

Llega un año más la infausta fecha de la mayoría de las renovaciones de seguros (RC, casco, piloto, etc) y vuelven las consultas al respecto. Así que, a modo de recopilatorio, aquí os vamos dejar algo de información y un regalito que a muchos os hará ahorraros algo así como un 30% en vuestros seguros obligatorios.

Primero, lo ya dicho y en muchos casos aún válido, unos consejos de años anteriores por orden cronológico:









Poco más se puede aconsejar a la hora de contratar seguros pero, si seguís con dudas o queréis que os echemos una mano por aquí estaremos. Y ahora, nuestro regalito para el colectivo, que muchos podréis gastar en las próximas semanas en turrones, mantecados, langostinos o hasta en un jamón decentito.

Los que tengáis aviones no certificados de tipo (o lo que es lo mismo, de construcción por aficionados) y hayáis contratado vuestras pólizas de RC con la correduría ALKORA, estaréis pagando por vuestra RC en biplaza unos 350 € anualmente.

Pues que sepáis que habéis estado pagando unos 100 € de más, desde hace años, en muchos casos.


La póliza citada cubre por esa prima las actividades de escuela, alquiler y esas cosas que normalmente solo se pueden hacer con aeronaves certificadas de tipo. Si la tuya no lo es, o simplemente no tiene esos usos, podrías haberte ahorrado casi un 30% de lo que pagas simplemente diciendo a la correduría que no queréis que os cubran riesgos que, por ley o porque no os da la gana, no vais a tener.

Así que ya sabéis. Pedid a vuestro corredor de seguros (en este caso ALKORA) que os aplique la cobertura para uso privado exclusivamente, si no vais a usar el avión en escuela o alquiler porque no podéis (limitación legal) o no queréis.

Son 100 euritos menos de prima a pagar por la misma póliza de siempre.






viernes, 11 de octubre de 2019

Los 25 mandamientos de la aviación

Os tenemos abandonaos, si.

Hasta que no termine la temporada alta de lo que vuela mucho nos tememos que no habrá tiempo para desahogarse con entradas en el blog pero, como nos llega esto precocinado y nos recuerda cuando tirábamos de "fraseología aeronáutica", os lo ponemos para que echéis un rato.

Seguro que hay más, pero ahí van los 25:

  1. Olvídate de todo lo que sabes sobre empuje, resistencias, sustentación y peso; lo que hace que un avión vuele es puñetero dinero.
  2. Tres cosas de las que nunca tendrás demasiado son pista, mujer y combustible.
  3. La única situación en la que puede que tengas demasiado combustible a bordo es cuando hay un incendio.
  4. Es mejor estar abajo deseando estar arriba, que estar arriba deseando estar abajo.
  5. La hélice es simplemente un ventilador para mantener al piloto frío. ¿Quieres una prueba? Cuando se para en vuelo, el piloto inmediatamente comienza a derretirse de sudor.
  6. Lo anterior no aplica para el vuelo a vela. Esos sudan siempre, con o sin hélice en marcha.
  7. Si tienes que hacer un aterrizaje de emergencia nocturno, enciende las luces para ver el área de aterrizaje. Si no le gusta lo que estas viendo, apágalas.
  8. La velocidad es la vida, la altitud es un seguro de vida. Nadie hasta hoy chocó con el cielo.
  9. Recuerda siempre que se pilota con la cabeza y no con las manos. Nunca permitas que un avión te lleve a ningún lugar donde tu cabeza no haya llegado cinco minutos antes.
  10. Volar es la segunda mayor emoción conocida por el hombre. El aterrizaje es la primera.
  11. Todo el mundo sabe cuál es la definición de un buen aterrizaje: es cuando puedes salir del avión caminando. Pero poca gente sabe la definición de un gran aterrizaje: es cuando, además, puedes usar el avión otra vez inmediatamente.
  12. La probabilidad de supervivencia es inversamente proporcional al ángulo de aproximación.
  13. Volar no es peligroso. Lo peligroso es estrellarse.
  14. Las decisiones acertadas vienen con la experiencia y la experiencia viene de sobrevivir a decisiones incorrectas.
  15. Peor que un comandante que nunca fue copiloto es un copiloto que fue comandante.
  16. Los pasajeros prefieren a los comandantes antiguos y a las azafatas nuevas.
  17. Un piloto es un alma confundida que habla sobre mujeres a otros pilotos y sobre aviones a las mujeres.
  18. Intente mantener el número de aterrizajes igual al número de despegues.
  19. Despegar es opcional, aterrizar obligatorio.
  20. El problema de los obstáculos en la aproximación no es que sean altos sino que sean duros.
  21. Para subir tire de la palanca de mando. Para bajar tire más.
  22. El buen piloto no es el que sale de una situación de emergencia, sino el que no entra.
  23. En la vida cuanto más se vive más se aprende. En aviación cuanto más se aprende más se vive.
  24. Lo que me asusta al volar en avión es imaginar que todo fue construido por las empresas que ofrecían el precio más bajo.
  25. Velocidad y altura conservan la dentadura.


sábado, 3 de agosto de 2019

Volar en visual siguiendo líneas

A veces la perversión de las buenas prácticas aeronáuticas, en una absurda intención por sobre-regular simplemente porque queda bien sobre el papel lo que en esencia precisa de muy poca regulación y mucho sentido común, resulta hasta perjudicial para la salud de los pilotos.


Posiblemente este efecto se deba a la abundancia del típico funcionario, o asimilado, que quiere que su trabajo sea burocráticamente exquisito, profuso en documentación y, en definitiva, todo un exceso para el ámbito que le toca supervisar. Como si hacer cosas sencillas y proporcionadas fuera trabajar mal.

Otras veces puede ser fruto de la falta de experiencia operativa, algo bastante común en una administración aeronáutica donde hay un exceso de ingenieros y burócratas y muy poco piloto que, cuando lo hay, viene de volar en la aviación comercial de transporte y solo se siente cómodo aplicando los usos y costumbres del vuelo instrumental, por lo que promueve entre los practicantes del VFR un excesivo uso de la radio y procedimientos instrumentales extrapolados de los aeródromos controlados con procedimientos IFR publicados para aviones que poco o nada tienen que ver con la aviación ligera recreativa.

Así que, institucionalmente, se termina promocionando el uso excesivo de la radio y otros procedimientos pensados para el vuelo instrumental, mirando demasiado dentro de la cabina y pensando que lo que se oye en la radio es lo único que te rodea, algo que genera una falsa sensación de seguridad entre los visuales cuya principal herramienta para cumplir el principio básico del VFR, "ver y evitar", es sacar la cabeza fuera de la cabina y usar la vista, aunque se siga oyendo la radio.



Y lo peor es que el piloto recreativo visual medio, escasamente formado y con poco criterio para decidir qué es lo más seguro para su operación, se siente atraído por esos usos "de profesionales" y los termina aplicando para sentirse mejor piloto porque "así lo hacen los que vuelan un AIRBUS", sin pensar que los aviones recreativos y los airliners se parecen como los huevos a las castañas.

La última pasada de frenada de nuestra administración que hemos visto, y no es la primera vez que la vemos, es que personal de la AESA obliga a campos de vuelo de ULM o aeródromos restringidos a publicar un circuito de tráfico oficial, uno que deben seguir todas las aeronaves que operen en la instalación.

Ya os lo advierten los profesionales sanitarios.

Es una aberración. Por vuestra seguridad, no os toméis en serio la "obligación" de seguir esas líneas pintadas en un papel.

Todas las aeronaves, sobre todo cuando sean ligeras ya que hay decenas de modelos distintos con actuaciones distintas, jamás podrán seguir las mismas trayectorias en circuito de aeródromo por sus distintas velocidades, coeficientes de planeo, procedimientos de aterrizaje, etc. Es que, incluso con solo cambiar el viento, el circuito seguro para una misma aeronave será necesariamente distinto.

Pero ahí estamos, desde la mismísima administración pública que debe velar por la seguridad de la aviación recreativa, animando a los pilotos visuales para que vuelen siguiendo la línea que el burócrata le aprueba con desprecio de su salud. Porque cuando te la pegas por seguir ciegamente una línea es tu salud la que se perjudica, aunque sea por el bien de un impecable expediente administrativo.

Sigue los consejos de los pilotos de colmillo retorcido que no deben obediencia a la administración. No te conviertas en el "one trick pony" que dice Paul Bertorelli en su video, por mucho que te lo exija documentalmente AESA.





jueves, 11 de julio de 2019

Chilling effect

No, no vamos a hablar de engelamiento ni de historias que tengan que ver con la humedad, las temperaturas y sus efectos sobe los empenajes o el carburador. Vamos a hablar de cómo la administración pública nos lleva al huerto que ella quiere, al ritmo que ella quiere y con perfecto cumplimiento de la Ley de Procedimiento Administrativo, aunque se suponga que está ahí para servirnos, protegernos y beneficiarnos.

Los angloparlantes tienen un palabro para ello: el chlling effect, aunque en español lo podríamos llamar de muchas maneras, algunas muy floridas si los funcionarios dijeran en voz alta lo que están pensando: vuelva usted mañana, pues ahora te vas a cagar, agárrate que vienen curvas, vas a pasar las de Caín...


Quien dice "alcalde" puede decir cualquier otra figura de la administración pública.

Traduciendo libremente, el chilling effect se podría decir que es una mala praxis de la administración pública consistente en reconocerte el derecho a hacer algo, pero generarte un procedimiento desproporcionado que no haya Dios (con perdón) que nadie, que no ponga todo su empeño, consiga culminar precisamente para que no consigas nunca hacer lo que pretendes y la ley te permite, todo ello aderezado con multas disuasorias por si se te ocurriera hacerlo sin permiso (como el mínimo de 4.500 € que te puede caer por hacer un trabajo aéreo sin autorización).

La rubita tuvo lo que había que tener para darse de alta, éso si, como autónomo.
Primer paso de "n" para un operador medio de RPAS que quiera volar en espacio aéreo controlado.
(https://youtu.be/XXWZ3uAEKsw)

Veamos ejemplos varios en nuestra administración aeronáutica.

La solicitud de zonas de vuelo para la práctica del vuelo libre en España, bloqueadas desde hace no menos de dos años por los plazos y requisitos burocráticamente imposibles que se imponen a la solicitud ya que, aunque el vuelo libre es un deporte que pueden practicar los españoles, su asimilación al vuelo en ultraligeros y la complicación que supone pedir excepciones a una norma cada vez que vas a volar hacen que, bien se te quiten las ganas de volar o bien vueles de estraperlo apechugando con las consecuencias si te pillan.

Todo pasaría por adecuar, si en la administración hubiera fair play y no chilling effect, una norma con 37 años a sus espaldas a las necesidades actuales del sector pero, como entra en conflicto con los intereses de "la gran aviación" que es la más tasas de navegación aérea paga (las aeronaves de MTOM inferior a las 2 Tm están exentas de la mayoría de ellas) pues te reconocen el derecho a practicar el vuelo libre pero te lo ponen tan difícil que ya veremos si consigues hacerlo algún día con todas las de la ley.

Que si no vuelas legalmente con tu parapente es porque no quieres, funcionario dixit.

Otro ejemplo muy actual es la obtención de autorizaciones para volar con RPAS en espacio aéreo controlado o zonas urbanas, algo que desde enero de 2018 es legalmente posible hacer pero que, con las toneladas (a tomar por el culo aquello de los requisitos proporcionales al riesgo) de documentación absurda que se está requiriendo a los operadores y con unos plazos de coordinaciones y tramitaciones que se miden en meses, están consiguiendo que muy pocos lleguen a obtener su autorización y una inmensa mayoría desista de intentarlo... lo que fomenta el pirateo y aumenta el riesgo, que es lo que teóricamente se trata de reducir.

Operador de RPAS tratando de entender por qué está en una plaza de toros con un capote en el brazo
y qué espera la administración que acredite allí para volar su DJI PHANTOM.

Todo pasaría por aplicar el sentido común y la proporcionalidad al proceso pero, como la administración pública tiene de escaso a nulo conocimiento de lo que es trabajar con RPAS, y sobreprotege sin pudor los usos de "la gran aviación", ha impuesto barreras de mitigación excesivas y adecuadas a las amenazas que suponen que tienen para las aerolíneas y hasta para reducir los usos delictivos, como si los delincuentes leyeran la norma de aplicación, que terminan sufriendo los que no son ni amenaza real ni delincuentes; además de cagarla musicalmente, y sin enmienda por el momento, con los cimientos que dan robustez a todo el sector aeronáutico: la formación de los pilotos de drones y la divulgación de cultura de la seguridad en el nuevo colectivo.

En definitiva, que quien hizo la ley hizo la trampa. Llámalo chilling effect, tomadura de pelo, choteo administrativo, marear la perdiz... llámalo como quieras y échale paciencia, como avanzaba Larra a aquel extranjero haciendo gestiones en una Madrid del siglo XIX que poco se diferencia de la de ahora, administrativamente hablando.




sábado, 1 de junio de 2019

Aeródromos eventuales y eventuales sanciones

La semana pasada circulaba por las redes un alegato animando, principalmente a los pilotos de aeronaves ligeras, a explotar los límites de la norma en lo que se refiere a la operación en los denominados "aeródromos eventuales". Cuidado que no todo el monte es orégano, nunca mejor dicho.

La normativa a la que se hace referencia en el texto en circulación es el RD 1186/2011 que, con la modificación que se le hacía en virtud del RD 1070/2015, quedaba redactado así:


Y hay que entender que esta "nueva redacción", que no es tan nueva ya que es de 2015, no es patente de corso para que cada cual haga de su capa un sayo y aterrice donde Eolo le de a entender que puede hacerlo, sin más.

Vamos a hacer una serie de consideraciones de sentido común más allá de la evidente de que, si se abusa de esta interpretación, a nuestra amada administración aeronáutica le va a faltar tiempo para matizarla y llevarla a los términos de tiempos pretéritos en los que había que solicitar una autorización para operar, también, en los aeródromos eventuales cuando no tuvieras una carta de exención como tienen los operadores agroforestales, sanitarios y demás profesiones especializadas que suelen hacer uso de ese tipo de superficies eventuales y no autorizadas.

1º Hay que tener siempre presente que la interpretación de que la operación es segura puede no ser compartida por la autoridad, aeronáutica o local, con lo que te puedes encontrar con una denuncia y apertura de expediente sancionador en el que tendrás que demostrar ante AESA, cosa harto dificultosa, que no se ha contravenido el SERA:

El dichoso artículo que sirve para sustanciar cualquier expediente sancionador
volcando la carga de la prueba en el denunciado.


La actividad, en el momento que se toca el suelo y no solo se trata de sobrevuelo, empieza a tener otras competencias que exceden de las operaciones aéreas, que son las que tiene únicamente AESA, de manera que quien decide si el aeródromo es eventual o no puede ser una comunidad autónoma y no AESA (caso de Valencia, Cataluña, Aragón, Baleares y Madrid) o incluso una autoridad local, que es dueña de autorizar o desautorizar lo que tenga que ver con el uso del suelo o la seguridad pública en el municipio.

Éso sin obviar a los defensores del medio ambiente (SEPRONA, guardas forestales y ecologistas de todo tipo, unos más radicales que otros) que están siempre deseando hincarle el diente a cualquier infractor de limitaciones en ZEPA, LIC, parques naturales y demás figuras de protección de la naturaleza, estén o no publicadas en la sección ENR 5 de la AIP.

Ah, no nos olvidemos de la mayor fuente denuncias; un vecino preocupado, envidiosillo o simplemente tocapelotas y aburrido que llama a la Benemérita, al CPN o al SEPRONA por el ruido o por haber visto algo "sospechoso".


La inmensa mayoría de los seguros obligatorios de responsabilidad civil de las aeronaves, y no digamos ya los de casco que cubren los daños propios, no contemplan la operación fuera de superficies no autorizadas. Así que tu operación no estaría dentro de parámetros legales ya que no estaría cubierta por el seguro obligatorio, lo que es razón para aplicarte un severo correctivo por parte del departamento de sanciones de AESA, que funciona mejor que ningún otro.

No puede haber en el "aeródromo eventual" ningún tipo de infraestructuras para el uso de la aviación, ni se puede preparar el terreno más allá de retirar alguna piedra.

Así que nada de hacerse un hangarcito para mi uso exclusivo, allanar o señalizar la pista: solo el terreno natural y sin modificar. Ya se han dado casos de denuncias de SEPRONA y autoridades locales en el sentido de considerar ese tipo de "alteraciones del medio natural" como el inicio de obras para la construcción de un aeródromo (en este caso con espíritu de que sea restringido) sin las debidas autorizaciones de las autoridades locales (municipal), medioambiental (autonómico) o aeronáutica (estatal o autonómica según donde se trate) con propuestas de sanción que se miden en decenas de miles de euros y que cuesta mucho defender, no siempre con garantías de ganar.

Aunque consigas finalmente que se archive tu expediente porque no fuera tu intención hacer un uso no eventual del terreno, vas a tener que currarte tu defensa o pagar a otros (como suelen pedir a nuestra consultoría) para que te defiendan.

Como muestra, un botón.

Podríamos seguir apuntando más motivos para pensaros si poner las ruedas, o los patines, en una superficie no autorizada asumiendo que la figura del "aeródromo eventual" me ampara, pero ya tenéis suficiente para valorar si merecerá la pena levantar polvo en cualquier otro sitio que no sean  los aeródromos autorizados que, a fin de cuentas, están ahí para el uso del común de los pilotos recreativos.




viernes, 17 de mayo de 2019

Percibiendo (mal) el riesgo

Esta semana los más frikis de nuestra consultoría disfrutaban de otra final de FameLab España y uno de los finalistas, casualidades de la vida, abordaba en su monólogo algo que nos está dando muchos quebraderos de cabeza últimamente en la pequeña aviación: la percepción del riesgo.

Si quieres ver la final entera, adelante. Si no, puedes ir directamente al 1:06:25.

La cosa es que el finalista explicaba de forma muy amena la diferencia entre riesgo real y percepción del riesgo, que es algo muy subjetivo y puede desviarse del real dependiendo mucho de las filias, fobias, condicionamientos y conocimiento del medio que tenga quien valora ese riesgo.

Pues es algo que estamos ya cansándonos de trasmitir a nuestros amados administradores de lo público y que, o no terminan de entender o no quieren entender, siguiendo directrices que nada tienen que ver con la seguridad de vuelo. Dos pequeños ejemplos para ilustrar la situación.

Todos asumimos que hay un grave riesgo (un riesgo real) para la seguridad de vuelo con el creciente número de practicantes de vuelo libre (españoles e importados ya que España es la Florida de Europa para los deportes aéreos) dado que se trata de una disciplina no regulada en España y por ello el conocimiento y respeto de la normativa aplicable es escaso o nulo entre los deportistas y, salvo cuando se organizan grandes eventos por parte de entidades serias, se vuela donde vuelan las rapaces, o sea, donde hay ascendencias sin importarles demasiado las muchas restricciones al vuelo mejor o peor justificadas.

El próximo evento que estamos organizando, un evento seguro
por su volumen aceptable y perfecta coordinación con todos los afectados.


La solución generativa al problema sería regular adecuadamente y no a base de asimilaciones, y éso incluye formar y concienciar a los cada día más numerosos deportistas puesto que no van a dejar de crecer. Pero a nuestra administración parece bastarle con la solución burocrática de reiterar que lo que hacen está prohibido (por asimilación, no por sentido común) sin poner ni tener medios para que la gente, con conocimiento o sin él, vulnere las limitaciones que se le imponen. No pueden tener a un policía tras cada nube.


Es el lema que se viene aplicando el sector a falta de colaboración de la administración.

En realidad la prevención de accidentes e incidentes en este ámbito se está limitando a manifestar desde AESA/AENA/ENAIRE, por escrito y cada cierto tiempo para eludir su responsabilidad ante el Sr. Juez por si pasara algo, que "éso no se puede hacer"; sin plantear soluciones ni poner los medios necesarios para que, en la práctica, o bien no se haga o lo que es más factible, se siga haciendo bajo parámetros ordenados y seguros.

Es un alarde de cultura de la seguridad entre lo burocrático y lo patológico, porque aunque los deportistas dejaran de volar en ciertas zonas, cosa que nos tememos que no va a ocurrir, las rapaces nunca dejarán de hacerlo y cada día son más.


Un segundo frente es el de los RPAS, los profesionales de los drones.

Resulta que, por desconocimiento del sector y una pobre regulación, la percepción de riesgo de ciertos responsables sectoriales está frenando absurdamente el despliegue de tareas que pueden cubrir perfectamente los RPAS en ciertos entornos, como es el caso del aeroportuario. Simplemente porque los encargados de evaluar ese riesgo tienen en muchos casos, por su desconocimiento del ámbito de los drones, una apreciación muy subjetiva (y exagerada) del riesgo que representan los drones en manos de profesionales.
¡Una solución quiero!

La solución en ambos casos, vuelo libre y RPAS, es "sencilla": evaluar adecuadamente el riesgo dejando participar en los equipos de evaluación a miembros del colectivo evaluado, algo que por ahora les está vetado no sabemos muy bien por qué. Bueno quizá sea por aquello de no dejarse preguntar para no parecer que no se sabe de lo que se habla o dar la cara y confirmarlo.

Dicho en castizo: no se puede pretender que sectores en expansión vean su crecimiento frenado prohibiendo la actividad sin una justificación que no se sostenga a poco que se discuta. Éso de que "por seguridad" no se puede hacer sin justificarlo, y habiendo alternativas para dar salida a la demanda, en un estado de derecho solo fomenta la insumisión como ya hemos visto en demasiadas ocasiones.

Los ideólogos de la causa. Ante la opresión sin justificación, desobediencia civil.


AESA ya se lo empieza a aplicar desde hace un par de años con la CARPAS y en el tema de los RPAS, de la que ya hemos escrito en alguna ocasión, pero ENAIRE sigue resistiéndose, quizá porque económica y coyunturalmente no le interesa dar cabida en los cielos por donde transitan sus clientes (las aerolíneas) a sus otros clientes (los recreativos) que dan trabajo pero no pagan tasas.

Entre tanto, tengan claro administraciones y gestores de lo público, que la prohibición no lleva a nada bueno... simplemente al ocultamiento de una actividad creciente, en vuelo libre y en RPAS, que va a seguir poblando nuestros cielos de forma incontrolada mientras no se flexibilice un uso razonable de esos entornos. Medios técnicos ya hay, solo hay que tener voluntad de implementarlos.


sábado, 23 de marzo de 2019

Pasar por el aro o morir de inanición

Es lo que les ocurre a las fieras en el circo, que tienen domadores que por motivos caprichosos, o simplemente para demostrar su dominio sobre la naturaleza, les hacen pasar por aros ardiendo a base de latigazos, hambre o cualquier método que doblegue su voluntad y les haga actúar contra natura.

Operadores de RPAS acatando las coordinaciones de los ATSP... o algo parecido.

Algo parecido ocurre a los operadores de RPAS cuando tratan de coordinar sus estudios aeronáuticos de seguridad (EAS) con ciertos proveedores de servicios de tránsito aéreo (ATSP), que se convierten en una suerte de leones de circo que, o pasan por aros ardientes que ni tienen sentido ni en ocasiones pueden asumir en su operación, o mueren de inanición ya que nunca podrán trabajar allá donde su operación podría ser llevada a cabo con total seguridad aplicando unas medidas de mitigación sencillas y eficaces y mucho sentido común. Nada de saltar a través de aros ardientes.

Por éso ésto de coordinar en EAS con ciertos ATSP en España se está convirtiendo en una auténtica tortura circense por motivos varios. Enumeremos unos cuantos:

No todos los ATSP aceptan las reglas del juego que nos hemos dado en la Comisión Asesora de RPAS (CARPAS) de AESA.

Hay ATSP, como el Estado Mayor del Aire (EMA) del que dependen no pocos ni pequeños volúmenes de espacio aéreo, que ni han participado de los foros de trabajo que llevan dos años funcionando (ni tienen intención de hacerlo) ni saben aún cómo atender la demanda civil, dando como única respuesta a las solicitudes de coordinación un "vuelva usted mañana". Y así llevan más de un año, desde la publicación del RD 1036/2017 que permite la operación de RPAS en espacio aéreo controlado. Un año perdido y vamos a por el segundo.

Por si alguien de la administración civil no lo tiene aún claro.

Lo cierto es que, con suerte, te podría tocar tener que trabajar en una dependencia militar donde accedan a ver tu caso específico y facilitarte una coordinación exclusivamente para ésa dependencia (LEBZ, LELN, LESA...). Pero también puedes encontrarte con que la dependencia no quiere asumir tal responsabilidad y te remitirán al EMA para coordinar el EAS, donde el discurso es: "Aún no tenemos doctrina para atender estos casos civiles", la versión militar del "vuelva usted mañana" de Larra.

En cualquier caso, aquello de tramitar un EAS genérico para poder trabajar en toda España se ha convertido, ante dependencias militares, en un imposible. Con suerte, tendrás que multiplicar las coordinaciones por tantas dependencias como quieras afectar haciendo un EAS específico para cada una de ellas, con su coordinación especifica y su autorización ante AESA solo para esa dependencia y en las condiciones que cada una te quiera marcar no necesariamente las mismas en todas (esos aros ardiendo que a veces harán inviable tu trabajo).

Resumiendo, la realidad da una patada a la simplicidad del ámbito, al sentido común y a las intenciones del regulador.

Dedicamos esta canción a nuestros amados gestores de espacio aéreo, especialmente al departamento de
 SEGU de ENAIRE, responsables de coordinación de EAS para operadores de RPAS.

Los plazos de coordinación, que se miden en meses, por sencillo que sea el EAS.

El principal ATSP español, ENAIRE, ya confiesa sin tapujos que la demora media que tiene para coordinar un EAS es de 48 días. La realidad supera en mucho esa cifra, pero bueno, ya sabemos que los números son muy sufridos y salen como quiera que salgan quien los hace.

Lo cierto es que esa cifra optimista confiesan que aplica principalmente a FFCCS, policías locales básicamente, quienes suelen presentar EAS muy específicos para el municipio en que se mueven o incluso eventos. Otra cosa son los EAS genéricos porque, en muchos casos, los operadores terminan desistiendo de su coordinación por los aros ardiendo que se les imponen, o bien claudican asumiéndolos antes de morir de inanición, aceptando condiciones absurdas y graves limitaciones injustificadas en el futuro de su operación, tras padecer meses de coordinación.

Mafalda, siempre tan aguda.

Despotismo ilustrado.

Por seguridad, un equipo humano que las más de las veces carece de formación y experiencia específica en el ámbito de los RPAS, impone su cuestionable criterio al operador con escaso acierto y desconocimiento de las implicaciones que tiene para la operación la imposición de condiciones que, en ocasiones, llegan a inviabilizar la propia operación.

Además es imposible sentarse con ellos a discutir cualquier discrepancia. Actúan desde su púlpito inaccesible y su dictamen es inapelable, por infumable que sea.

El resultado final es que, si no aceptas pulpo como animal de compañía durante la coordinacion de un EAS, cuyo resultado condicionará los términos de autorización de AESA de forma que incluso puede que no te sirva para lo que pretendes, pues te jodes y no te coordinan nada. Maravillas del estado de derecho.

Ejemplo de imposiciones poco o nada justificadas:

Aquí el ATC cubriéndose con su NOTAM de cualquier problema que salpique de una operación RPAS.

Obligación de publicar un NOTAM, siempre y para todo si afectas espacio aéreo controlado, sin tener en cuenta:
  • Hay que pedirlo con al menos 20 días de antelación, o no te garantizan la publicación si lo haces fuera de ese plazo. ¿Que se puede publicar antes? Pues claro, pero así el mango de la sartén estará en la mano del ATSP y algún que otro operador desistirá ante el plazo y la incertidumbre que no aceptará su cliente.
  • ¿Alguien tiene certeza de la meteo a 20 días vista? Pues éso, igual tienes publicado el dichoso NOTAM pero te caen chuzos de punta.
  • Existen muchas misiones que no pueden demorarse 20 días desde el encargo a la ejecución, lo que se traduce en trabajos inviables. Menos molestias para el ATSP.
  • El NOTAM se utiliza como disclaimer de los controladores y no como lo que es, un "aviso para aviadores". Según el discurso de su representante en la CARPAS "si hay un NOTAM publicado ya no tengo que avisar a los usuarios de mi dependencia que hay una operación RPAS y puedo olvidarme de ella", lo que implica una patada a la responsabilidad de quien provee un servicio de tránsito aéreo y a la confianza de los pilotos en que, cuando se vuela en espacio aéreo controlado, el ATC al menos te dará información sobre lo te pueda afectar si eres visual, ya que puede no estar obligado a darte separación con otros usuarios.
Todo lo anterior sin pararse a pensar que ya existe otra "barrera de mitigación del riesgo", muy robusta y esta vez obligatoria (no como el NOTAM que es accesorio inventado para operaciones VLOS), que es la obligación de presentar un plan de vuelo (FPL) ante la dependencia afectada, algo que se podrá hacer por parte del operador y sin someterse a procedimientos como el EXA 80, en el peor de los casos, con 1 hora de antelación.

Pero claro, el FPL obliga al ATC a tratar a los RPAS como al resto de aeronaves y éso... ¿qué problema tiene éso?

Bienvenida sea la estandarización, siempre que el estándar sea el mío... diría algún ATSP.

Otro ejemplo, para que no sea solo uno:

Hay material guía al respecto de como deben tratar todos los ATSP la coordinación de un EAS, el denominado apéndice S de AESA, con el objeto de que todo el proceso se estandarice y se facilite la gestión del operador. Pues algunos ATSP tienden a generar su procedimiento particular.

El EMA, como ATSP, es un buen ejemplo de falta de estandarización ya que ni tiene aún doctrina, ni se aplica la de AESA. Ya sabéis: vuelva usted mañana.

Pero ENAIRE, como ejemplo de ATSP civil, tampoco acepta siempre la recomendación de AESA y viene requiriendo porqueyolovalgo todo lo que se le va antojando sin justificarlo adecuadamente aunque, recordemos, se trate de la prestación de un servicio público y ENAIRE está sujeto al ámbito subjetivo de la Ley 39/2015, estando obligados sus empleados a cumplir las tonterías que dice su artículo 53.

En definitiva. Entre 2014 y 2018 nos quejábamos amargamente porque la Ley 18/2014 lo prohibía todo si querías hacerlo con un RPAS, sin excepciones, pero desde 2018 y con la publicación del RD 1036/2107 hemos mejorado mucho.

Ahora nos podemos quejar amargamente de muchas más cosas, como que no podemos entrar en espacio aéreo controlado con un RPAS por la falta de preparación de los ATSP en el ámbito de los drones (un RPA para ellos no es un usuario más del espacio aéreo, es una amenaza para el resto de usuarios tradicionales), por su cultura burocrática de la seguridad donde lo que prima es que el ATC no pueda ser culpado si pasara algo, por el exceso de celo en la protección de los usos de la aviación de transporte (que es la que nutre sus arcas, porque los RPA no pagan tasas) o por la inercia en el cambio de doctrina que paraliza todo, como es el caso del EMA... aunque hay más razones para celebrarlo que no citaremos para abreviar.

Porque, teóricamente, se puede. Teóricamente, y si pasas por todos los aros ardientes que te quieran poner delante los actores/domadores del sector aeronáutico, puedes no morir de hambre si eres un profesional de los RPAS.

Despedimos la entrada con una canción motivacional que le gusta mucho a la jefa de nuestra consultoría.
No desesperéis.



domingo, 10 de febrero de 2019

Vergüenza ajena

Entre ayer y hoy, un grupo de unos 25 paramotores han cruzado, de oeste a este, Andalucía. Es algo que no tendría mayor trascendencia si no fuera por el cúmulo de despropósitos en que se ha convertido la "gestión aeronáutico-administrativa" del evento, que nos va a servir como ejemplo de lo precaria que es la situación de la aviación recreativa en España.

No es algo que hayamos gestionado desde esta consultoría aunque si que hemos tenido que intervenir en varias ocasiones durante la tramitación, a petición de una de las federaciones a las que asistimos, para desbloquear el desbarajuste administrativo producido por nuestros administradores de lo público. Así que vamos a hacer una reseña de algunos detalles para ver si nuestros gestores van aprendiendo a manejar la pequeña aviación, ésa que no vuela sobre algo con la marca BOEING o AIRBUS en su placa de identificación.

Y vamos a empezar por el final y de forma muy gráfica. ¿Cómo se transcribe una petición de un pasillo de 1 milla náutica de ancho entre La Antilla (Huelva) y Palomares (Almería). Pues así lo ve el gestor de lo público:

Pantallazo de INSIGNIA, nada que nos hayamos inventao.

Si, ese "perfil alar" que va del origen al destino y que tiene un grosor máximo de unas 20 millas (más de 35 kilómetros) es como se interpretó la petición del organizador, que tampoco es que dejara mucho lugar a dudas ya que fue ésta:



Este error de interpretación también tuvo sus consecuencias perjudiciales, como siempre para el evento, por las limitaciones que los responsables del TMA de Sevilla introdujeron ya que, evidentemente y si nos fiamos del gráfico del NOTAM, podrían quedar afectados por los parapentes los tráficos comerciales con destino/origen en Sevilla y Granada. Nada que ver con la realidad, pero es lo que tiene una publicación confusa que complica la vida a gente que obra siguiendo el principio de precaución.

Vamos a por la segunda cagada. El texto del NOTAM, aunque explicaba correctamente lo que en gráfica no se correspondía con la petición, anuncia unos niveles de vuelo imposibles cuando se acerca uno a zonas montañosas de la ruta como es el entorno de Granada. Veamos:

Los tonos amarillentos son elevaciones de 1.000 o más metros sobre el nivel del mar, los rojos de bastante más.

Como se ve en el texto del NOTAM se anuncia para la ruta una altitud máxima, en formato "nivel de vuelo", de 1700 pies concordante con la altura máxima de según que tramos que se anuncia limitada a más o menos éso, pero medido en metros, que son unos 500; todo ello sobre una elevación siempre superior a los 1.000 metros (3.300 pies) en la zona del pantallazo, que es la falda norte de Sierra Nevada.

Conclusión. Para el que lea los encabezados de los NOTAM sin entrar demasiado en el detalle, que son los más de la comunidad aeronáutica sobre todo cuando les toca leer un buen puñao de NOTAM que le afecten en la ruta (y es que el NOTAM en España es algo que se usa en exceso), anuncian que los paramotores se mantendrán en esa zona muy bajitos... bajo tierra, vamos.


Mantener FL017, que hasta éso está mal escrito en el NOTAM y solo el sentido común te hace poner el cero que se abrevia donde debe ir para que no se anuncie que los paramotores podrían llegar a subir a 17.000 pies, es lo mismo que volar a 1.700 pies sobre el nivel del mar en condiciones ISA, lo que en la práctica equivale a cavar túneles en las faldas de Sierra Nevada.

Para aquellos que tengan oxidada la altimetría podéis refrescarla en esta misma entrada de nuestro blog.

Si el NOTAM se publica para advertir de un riesgo a otros usuarios del espacio aéreo, ¿tanto cuesta poner bien las cosas para que no se presten a confusión? No es la primera vez que se lo advertimos a COP de ENAIRE y MILNOF de EMA, responsables de redactar los mensajes NOTAM.

Ya que nos tomamos la molestia de publicar un NOTAM, al menos, que lo que diga no sea un galimatías porque, a las bravas y si algo pasa, ¿quién tendrá la culpa del error, el que interpretó literalmente lo que ponía el dichoso NOTAM (muchos sistemas automáticos de planificación de vuelo lo hacen), el que voló según le dictaba el sentido común (los humanos tenemos ese sentido, pero las máquinas aún no tanto) o el gestor que publicó algo lleno de errores evitables?

Lleno de errores, o como los llaman los expertos en seguridad, fallas latentes en las barreras de seguridad porque, un NOTAM es una barrera de seguridad o al menos este pretendía serlo. ¿O no?

Sí, quizá sea buen momento para un paracetamol porque el dolor de cabeza no acaba aquí.

Pues no. Este NOTAM no era solo un notice to airmen sino que, principalmente, cumplía un fin burocrático. Y es que usar cosas que comer para jugar a hacer papeles es algo que gusta mucho en nuestra administración aeronáutica.

Que un bando de paramotores cruce Andalucía a menos de 500 metros AGL, más allá de lo anecdótico, no supone especial peligro para la navegación aérea salvo en el momento del despegue; luego se desparraman en la ruta. Muchos más bandos compactos de aves migratorias cruzan los cielos de Andalucía a diario sin publicar nada, ni avisar a nadie, ni respetar niveles de vuelo, espacios controlados, SID o STAR.

Además y a fin de cuentas, son vuelos visuales los que suelen transitar por esas capas (recordemos que por debajo de 2000 AGL solo suele volar quien se vea obligado a ello y que la AESA recomienda hacerlo por encima de 3300 AGL) y, como VFR que son los paramotores, se separan ellos solitos (como las aves) no soliendo chocar con nada por muy despistaos que vayan los pilotos. Menos aún cuando van en manada y se ven venir de lejos.

Pero es que los paramotores están limitados por la normativa de ULM y, para tramitar una exención de limitaciones (en este caso tres, porque se pretendía subir un poco más de 1000 AGL y ahí empieza el inmenso TMA de Sevilla, además de cruzar alguna zona restringida sin actividad, pero restringida) es necesario, según el santo criterio de nuestra burocrática administración, definir un volumen... mediante NOTAM.

Así que, principalmente para éso todo este lío de la publicación que, casi, termina no sirviendo de nada porque si miráis la hora del registro de salida de la exención de limitaciones expedida por la AESA:

Si, casi a las 3 de la tarde del viernes, justo antes de apagar las luces en la AESA.

El funcionario responsable tuvo la decencia de registrar la salida del documento y enviar copia por email a la organización antes de irse a casa, haciendo un favor que todo hay que decirlo, para que el evento no tuviera que suspenderse o reajustar sus parámetros a escasas horas de su inicio. Y lo peor es que no es anecdótico, es lo habitual que se firmen este tipo de exenciones/autorizaciones en el tiempo de descuento produciendo taquicardias en organizadores y participantes.

Aclaremos que no es que se hubiera solicitado tarde, que pudo ser así esta vez ya que se debió haber solicitado un par de semanas antes de lo que se hizo y éso fue un error del organizador que, en su inocencia y candor como administrado confiado, desconocía lo complicadas que se pueden hacer las cosas más sencillas cuando entra en juego la administración aeronáutica española. Pero ¿cuál fue el auténtico motivo para ir tan justitos de tiempo para resolver?

Pues son varios los motivos, enquistados en nuestro sistema como bancos pintaos.

El primero es el propio procedimiento establecido que obliga a que intervengan, con toda la parsimonia del funcionario y en una suerte de teléfono descompuesto, tres entidades públicas: AESA, ENAIRE y el EMA. Unos por otros, en circunstancias normales, pueden tardar unos 40 días en comunicarse y ponerse de acuerdo... más o menos los que anticipó en su petición el organizador pecando de optimista.

Pero es que cuando entra en juego el uso recreativo del espacio aéreo hay que ponerse en que NO va a tratarse de circunstancias normales para una administración enfocada hacia los usos de la aviación comercial de transporte.

El segundo es la falta de cultura aeronáutica que se tiene en la administración española cuando se trata de gestionar lo recreativo. En este caso, si os habéis fijado en las imágenes (a continuación os pondremos otra) veréis que había otro NOTAM que anunciaba vuelos en globo en la ruta. Anunciaba, que no reservaba el espacio aéreo ni restringía su uso a terceros como sería el caso de los paramotores o cualquier otro que pasara por allí.

Mismo pantallazo anterior, pero ahora con el texto del NOTAM solapado de los globos.

Pues nada, que a nuestros amados gestores en AESA y ENAIRE se les planteó la duda existencial de si podían volar juntos globos y paramotores, sin explotar o algo al verse de lejos en el aire.

Cualquier piloto competente sabe que los visuales, globos y paramotores entre ellos, se separarán ellos solitos y no necesitan de nadie más para compartir un espacio aéreo sin chocarse. Pero los que gestionan estos temas en la administración pública igual no son pilotos... o no son competentes.

Así que tres días, a cuatro de la fecha límite, con el NOTAM paralizado hasta que la federación responsable del evento globero tuvo que eximir de responsabilidad a AESA/ENAIRE por escrito para que permitieran al MILNOF del EMA publicarlo. Verídico, aquí copia del correo porque cuesta creérselo en un país miembro fundador de la OACI.


En definitiva. Complicación sobre complicación; un procedimiento desproporcionado y enquistado; la buRRocracia al servicio de una administración pública con una cultura de la seguridad entre lo burocrático y lo patológico; un desconocimiento supino de las necesidades de la aviación recreativa y... bueno, nos vamos a callar ya que luego dicen que damos mucha caña en este blog a nuestros queridos administradores públicos de la aviación y, sin embargo, amigos.